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Jesús Torquemada

Análisis

Ucrania: una pausa, pero no el final

Jesús Torquemada

Jesús Torquemada

Excepto la retirada de la artilleria, el resto de los puntos del Acuerdo de Minsk son díficiles de cumplir porque son más inconcretos.

Pensando en la población civil, lo más importante del Acuerdo de Minsk sobre Ucrania es la retirada de la artillería. Si el Ejército ucraniano y los rebeldes prorrusos cumplen lo firmado, los misiles y los cañones tienen que retroceder a varios kilómetros del frente. Se creará una zona de entre 50 y 140 kilómetros en la que no podrá haber artillería. Y eso salvará muchas vidas, porque la mayoría de los muertos en los últimos meses no era en combates, sino por bombas que caían en mercados o estaciones de autobuses.

El resto de los puntos del acuerdo son más difíciles de cumplir, porque son más inconcretos. Uno de ellos dice que Ucrania tiene que aprobar una nueva Constitución que incluya una descentralización del país. Los rebeldes entienden que descentralización quiere decir que les van a dar una región federal; el Gobierno no quiere dar ni una autonomía. Lo mismo pasa con el control de las fronteras. Los puestos fronterizos que ahora controlan los rebeldes deben pasar a manos del Ejército ucraniano antes de final de año, pero solo si se cumplen todas las demás condiciones. En resumidas cuentas, los problemas de fondo siguen sin resolverse. Esto es una tregua, pero no es el final del conflicto.