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Opinión

Crónica sentimental en rojo

Félix Linares

Félix Linares

Me ha parecido enternecedor oírle decir a Mariano Rajoy que la culpa de sus pesares la tiene el propio Alexis Tsipras y no él, ya que prometió, Tsipras, cosas que sabía que no podía cumplir.

Debo haber estado tontamente sentimental este fin de semana porque me ha parecido enternecedor oírle decir a Mariano Rajoy que la culpa de sus pesares la tiene el propio Alexis Tsipras y no él, ya que prometió, Tsipras, cosas que sabía que no podía cumplir.

Quizá estaba acordándose de sí mismo y de su escrupuloso cumplimiento del programa electoral -no se molesten ya les digo yo que esto es ironía- porque inmediatamente prometió con el mismo convencimiento, escaso, y las mismas posibilidades de cumplimiento, medio millón de puestos de trabajo para Andalucía. Tsipras hoy ha dicho que, bueno, que no era para tanto.

Mi sentimentalismo también se va desinflando. Rajoy debe estar mosqueado porque hay mucha gente pidiendo el retorno de Aznar, hasta Rodrigo Rato, que piensa que Jose Mari no le habría dejado caer en desgracia.

Pero Mariano hace poco, o nada, o menos que nada que es algo imposible para los demás pero perfectamente alcanzable para quien espera nombrar candidatos el último día para evitar tener que explicar más casos de corrupción, hoy el de Ignacio González.

Rato seguramente sigue con interés el caso de Ornella Muti, que se saltó una gala en el teatro Verdi de Florencia por ir a una cena con Putin y ahora la han condenado por incumplimiento de contrato a ocho meses de cárcel. Pero puede saltárselos si paga 300 000 euros. Rato piensa cuánto le va a salir a él eludir la celda.

De celdas, de pagos, de delitos más o menos oscuros, sabía bastante Francisco Gonzalez Ledesma, el tipo que con el pseudónimo de Silver Kane escribió centenares de novelas del Oeste, de misterio, de terror, de guerra, de ciencia-ficción y hasta románticas. Fue periodista y abogado, de la editorial Bruguera, así que se sabía su sórdida historia, y con su nombre ganó el premio Planeta y creó al comisario Méndez. Acaba de morir a los 87 años. Quizá no fue un escritor exquisito, pero sabía entretener como pocos y le debemos mucho