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Jesús Torquemada

Análisis

El clima: asunto internacional, pero también nacional

Jesús Torquemada

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El problema es que no solo hay que poner de acuerdo a 100 líderes, sino también a sus 100 países, cada uno con sus complicados equilibrios de política interna.

Uno de los protagonistas de la Cumbre del Clima no está, en realidad, en París, ni aparece en la foto que se hicieron ayer un centenar de gobernantes de todo el mundo. Es Mitch McConnell, el líder de la mayoría republicana en el Senado de Estados Unidos. McConnell avisó que, si Obama firma un acuerdo para reducir las emisiones de gases contaminantes, ellos, los republicanos, tumbarán ese compromiso en el Senado y Estados Unidos no lo cumplirá. Los republicanos defienden sistemáticamente los intereses de la industria petrolera, y a esa industria no le interesa un cambio de modelo energético.

Esas declaraciones de McConnell indican lo difícil que va a ser conseguir en París un acuerdo que sea vinculante, es decir, obligatorio para todos, y que además sea eficaz para detener el cambio climático. Un acuerdo eficaz será un acuerdo caro: habrá que poner mucho dinero para que, por un lado, los países ricos reduzcan su despilfarro de energía y que, por otro, los países pobres puedan aumentar su bienestar sin contaminar tanto como lo han hecho los ricos durante el último siglo. La mencionada foto de los líderes es, en cierta medida, esperanzadora: nunca se habían juntado tantos ante la cámara. Pero el problema es que no solo hay que poner de acuerdo a 100 líderes, sino también a sus 100 países, cada uno con sus complicados equilibrios de política interna.