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Jesús Torquemada

Análisis

Magnetix y los irreductibles valones

Jesús Torquemada

Jesús Torquemada

Los valones no querían firmar el tratado de libre comercio con Canadá, el llamado CETA, pero por fin se ha alcanzado un acuerdo.

Toda Europa se rinde al avance de las legiones globalizadoras. ¿Toda? No. La aldea de los valones resiste comandada por su valiente jefe, Magnetix. Los valones, encabezados por su primer ministro, Paul Magnette, no quieren firmar el tratado de libre comercio con Canadá, el llamado CETA. Así que no importa que los flamencos, los de la aldea de al lado, sí quieran firmar, y que también quieran firmar los de las 27 aldeas de los alrededores. Si no hay unanimidad de los 28 socios, la Unión Europea no puede firmar el tratado.

Bélgica querría firmar, pero para eso necesita que digan que sí los flamencos y los valones, y hasta ahora los valones no querían. Por fin se ha alcanzado el acuerdo. El texto del tratado no se cambia, pero se añade una aclaración sobre los tribunales de arbitraje. En caso de conflicto comercial entre una multinacional y un Estado, es un tribunal de arbitraje el que debe decidir. Los valones quieren que quede claro el procedimiento para elegir a los árbitros, porque si no, dicen, los estados pueden perder los pleitos con las multinacionales. El otro que tiene que firmar, el canadiense Justin Trudeau, tuvo que anular su viaje previsto para ayer al comprobar que no había acuerdo entre las aldeas europeas. Ahora habrá que buscar otra fecha en las agendas de todos.