Jesús Torquemada
Análisis
Francia, de escándalo en escándalo
Jesús Torquemada
El ministro del Interior galo, Bruno Le Roux, ha tenido que dimitir tras el escándalo por la contratación de sus hijas menores como asesoras. Este caso se suma al de Fillon.
La campaña electoral francesa ha sufrido otra sacudida con la dimisión fulminante del ministro del Interior, Bruno Le Roux. La dimisión se ha producido tras publicarse que Le Roux contrató a dos hijas suyas como colaboradoras suyas, pagadas con dinero público. En total, 55.000 euros. Y que las contrató cuando eran menores de edad. Es decir, que hay serias sospechas de que ese trabajo no existió y que Le Roux abusó de esa extraña ley francesa que permite a los diputados contratar como asesores a familiares suyos.
Se trata de un caso muy parecido al de François Fillon, el candidato del partido derechista Los Republicanos en las elecciones presidenciales. En el caso de Fillon, también contrató a sus hijos, y además, a su mujer. El dinero presuntamente defraudado por la familia Fillon llega al millón de euros. El asunto está en manos de los jueces y, al parecer, los fiscales van a añadir más agravantes a los cargos ya existentes contra Fillon y su esposa. Sin embargo, Fillon se empeña en seguir en la campaña y no dimite.
El daño que están causando estos escándalos es evidente, porque están destruyendo la confianza de la gente en la política. Justo cuando más se necesitan líderes políticos honestos y eficaces, la gente lo que ve es un escándalo tras otro.
