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UPN o la expectativa de cambio en Navarra

Pese a lo aventurado del pronóstico, no sería descartable por tanto que si las urnas no ofrecen unas mayorías claras, el nudo del 24 de mayo bien podría desenmarañarnse en octubre.

Yolanda Barcina, UPN. EFE.
Yolanda Barcina, UPN. EFE.
Yolanda Barcina, UPN. EFE.

Iñaki Errea | EITB

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La legislatura arrancó con una fórmula conocida ya en Navarra como es la de un gobierno de coalición entre los regionalistas de UPN y el partido socialista, que, sin embargo, duró lo que muchos auguraron que duraría. Antes de llegar siquiera al ecuador de la legislatura, Yolanda Barcina echó del palacio foral al vicepresidente socialista Roberto Jiménez tras una crisis entre los dos socios. A partir de ese momento, comenzaron las desavenencias  constantes que tuvieron en el Parlamento su salida al mar. En la cámara, UPN no ha podido ocultar su soledad con leyes e iniciativas que PSN, Geroa Bai, EH Bildu e Izquierda/Ezkerra sacaban adelante haciendo valer su mayoría. La modificación de la Ley del Euskera, los cambios en la normativa fiscal o la decisión de investigar presuntos casos de corrupción son algunos de los acuerdos que la oposición ha logrado imponer frente al criterio del partido gobernante.

Si algo ha sacudido la legislatura en Navarra han sido precisamente esos casos que se han investigado: Caja Navarra, las supuestas irregularidades de la Hacienda Foral o el todavía inconcluso caso Osasuna son los apellidos de una situación que ha hecho trascender el nombre de la Comunidad Foral más allá de sus fronteras. Comisiones de investigación que se entrelazaban con idas y venidas a declarar al Palacio de Justicia. Casos abiertos aún con pronóstico incierto.

Y todo ello en la lesgislatura del adiós para quienes han marcado el rumbo de las fuerzas políticas durante décadas: Yolanda Barcina, Patxi Zabaleta, Juan José Lizarbe o Roberto Jiménez dejan la primera línea. Jose Javier Esparza, María Chivite, Uxue Barkos o Adolfo Araiz serán los protagonistas del nuevo ciclo político.

¿Y ahora qué? Es la pregunta en Navarra. Geroa Bai, EH Bildu, Podemos, Partido Socialista o IU afirman que el cambio es imparable. Con un protagonismo difícilmente repetible, UPN aboga por mantener el 'estado de las cosas'.

En cualquier caso 26 es el número clave. Es el número de parlamentarios que darían la llave del gobierno foral. En esta situación no es de extrañar que en Navarra se haya vivido una inaudita situación en las últimas semanas, plasmada en la precampaña más voraz de las conocidas nunca.

Como aderezo, además, figura la incertidumbre que pronostican las encuestas. El Navarrómetro otorgó a Podemos un sorpresivo protagonismo que los posteriores sondeos publicados por unos y otros han matizado, acercándose más, probablemente a la realidad socio-política de Navarra.

Desde los años 70 en Navarra no concurrían ocho fuerzas con posibilidades de lograr asiento en el Parlamento. Coincide en el tiempo con la posibilidad que la ley da ahora en Navarra de repetir las elecciones si no hay mayorías suficientes.

Pese a lo aventurado del pronóstico, no sería descartable por tanto que si las urnas no ofrecen unas mayorías claras o los pactos postelectorales no la hacen posible, el nudo del 24 de mayo bien podría desenmarañarnse en octubre.

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