Sociedad -

Accidente aéreo en Francia

Una despresurización o la congelación de sensores, posibles causas

La única hipótesis totalmente descartada es que el aparato explotase en pleno vuelo.

Los equipos de rescate han reanudado su labor este miércoles. EFE
Los equipos de rescate han reanudado su labor este miércoles. EFE
Los equipos de rescate han reanudado su labor este miércoles. EFE

eitb.eus

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La investigación trata de aclarar qué le ocurrió al avión de Germanwings que este martes se estrelló en los Alpes franceses con 150 personas a bordo.

Desde Météo France, el servicio meteorológico francés, se ha informado que las condiciones eran "particularmente tranquilas" en el momento del siniestro. "Las condiciones eran incluso óptimas con un tiempo seco y un cielo totalmente despejado durante toda la mañana", ha señalado.

En ese sentido, el Ministerio de Interior francés no descarta ninguna hipótesis, incluida la terrorista, aunque el titular de esta cartera, Bernard Cazeneuve, ha reconocido que "la hipótesis del atentado no es la principal" para explicar lo sucedido. EE. UU. ha añadido que no hay indicios de ataque terrorista.

Lo que sí se ha descartado es que el aparato explotase en pleno vuelo.

Relato de lo sucedido

Según ha explicado la ministra francesa de Ecología, Ségolène Royal, el contacto con los pilotos del avión se perdió a las 10:31, unos 20 minutos antes del choque.

La torre de control de la localidad francesa de Aix-en-Provence, en el sur del país, pudo hablar por última vez con la cabina a las 10:31, en un momento en que el avión se encontraba a 11.400 metros de altitud.

Los controladores, tal y como afirmó Royal en la emisora "RMC", indicaron a los pilotos que mantuvieran ese nivel de vuelo y que se pusieran en contacto con la torre posteriormente, y recibieron la confirmación desde la cabina.

Un minuto después, no obstante, el avión comenzó a descender sin autorización, y los pilotos, según la ministra, no respondieron a la llamada de los controladores cuando estos les preguntaron por la pérdida de altura.

A las 10:40, el avión, a 2.000 metros de altitud, desapareció de los radares, y nueve minutos después helicópteros del pelotón de alta montaña de la localidad de Jausiers, un caza Mirage 2000 y un avión de suministro despegaron en su busca para ver qué sucedía. El choque tuvo lugar sobre las 11:00.

El dispositivo desplegado, según su relato, encontró a las 11:10 los restos del aparato, que se estrelló contra el macizo de los Trois Evêches, en el departamento francés de Alpes de Haute-Provence.

Según el director ejecutivo de Germanwings, Tommas Winkelmann, el avión cayó durante 8 minutos antes de estrellarse.

Hipótesis de los expertos

Aunque la investigación oficial podría tardar tiempo en arrojar conclusiones, los expertos manejan varias hipótesis como posible causa del accidente, como un poblema de despresurización o la congelación de sensores.

Precisamente, el pasado fin de semana, la revista alemana Der Spiegel desveló que un avión de Lufthansa (empresa propietaria de Germanwings) que volaba de Bilbao a Múnich estuvo a punto de caer el 4 de noviembre cuando los sensores se congelaron y enviaron datos erróneos al sistema de navegación.

La aeronave se encontraba a 9.000 metros de altura cuando comenzó a caer 1.000 metros por minuto. Entonces, los pilotos desconectaron el piloto automático y, de esa manera, tomaron el control y evitaron el accidente.

Según Der Spiegel, Lufthansa ha constatado incidencias de ese tipo en otros 10 aviones.

Otra hipótesis plausible es la de una posible depresurización de la cabina que habría dejado inconscientes a los pilotos.

Otros datos

El lunes, técnicos de Germanwings llevaron a cabo una reparación en el avión que posteriormente se estrelló en los Alpes. En concreto, las trampillas delanteras del tren de aterrizaje del avión siniestrado hicieron ruidos porque no se cerraron herméticamente, aunque desde la compañía se apunta de que se trató de una "reparación rutinaria sin relevancia para la seguridad? y que tras solucionarse el avión estaba listo para volar.

Por otra parte, el avión siniestrado, de matrícula D-AIPX, era uno de los más viejos de la compañía, ya que tenía 24 años de uso y había acumulado aproximadamente 58.300 horas de vuelo en unos 46.700 vuelos. Operó para Lufthansa por primera vez en 1991 y hace un año pasó a su filial Germanwings.

Sin embargo, esto no implica necesariamente que el aparato fuese demasiado viejo o que su estado no fuese adecuado, ya que la vida de un avión se mide en ciclos de presurización, no en años.

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