Sociedad -

Caso 'falso shaolín'

Aguilar no sometió a Otuya a 'sufrimiento inhumano', según el forense

Además, considera que los restos de Yenny Rebollo, en los que se apreció rotura de huesos, dejan ver la existencia de una "contusión directa importante".

Según los forenses, Ada recibió una paliza antes de ser estrangulada

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Agencias | Redacción

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El médico forense Alberto Garai Azkona, que atendió a Ada Otuya en el Hospital de Basurto el 2 de junio de 2013, tras ser encontrada sin pulso, golpeada y ensangrentada en el gimnasio del acusado, Juan Carlos Aguilar, no cree que éste la sometiera a un "sufrimiento excesivo o inhumano" para proceder a asesinarla.

Durante la tercera sesión del juicio que se sigue en el Palacio de Justicia contra el denominado 'falso monje saholin', en la que se han expuesto las pruebas periciales, Garai ha manifestado que cuando la joven nigeriana llegó al centro hospitalario presentaba los ojos "rojos de sangre propia de la asfixia" y en el cuello "un surco profundo" causado por "una especie de cable" que le habían colocado por detrás.

El médico forense ha añadido que la víctima sufría "hinchazón frontotemporal por contusión directa" en el pómulo, causada por un golpe, y herida en un labio que precisó de cinco puntos. Las lesiones, según ha explicado, pudieron deberse a "un puñetazo, un patadón o a que la cogieran por detrás y la estamparan contra una mesa"

Sin embargo, ha llamado la atención sobre el hecho de que la joven fuera de "complexión fuerte" por lo que a Aguilar le habría costado reducirla".

Garai no cree que el encausado sometiera a Ada Otuya a "un "sufrimiento excesivo" ni "inhumano" para "asesinarla" y ha manifestado que las lesiones "corresponden a los golpes para la inmovilización", algo que "sabiendo artes marciales, le costaría menos", por lo que la asfixia tardaría unos minutos.

"Contusión directa importante"

El médico, que que se encargó de levantar los restos del cadáver de la segunda víctima, Yenny Rebollo, hallados el mismo día en el gimnasio, ha indicado que éstos se encontraban distribuidos en bolsas, descuartizados.

Para ello, el autor podía haber utilizado rotaflex o serrucho. A su juicio, "se puso mucho interés en limpiar los huesos de la carne". Los muebles del lugar, según ha precisado, se encontraban tirados "como si se hubiera producido una pelea".

Para Garai, los restos de la víctima de origen colombiano, dejan ver la existencia de una "contusión directa importante" por una "rotura de huesos".

Otros forenses que examinaron los restos consideran que la joven sufrió lesiones mientras se encontraba con vida, por las hemorragias que se aprecian en diversas zonas del cuerpo.

 

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