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Opinión

La columna de José Félix Azurmendi (21/05/2016)

José Félix Azurmendi

Las esteladas de la Copa.  Planteamiento del aplazamiento de inversiones no prioritarias. El incendio de Bergara.

Tx. ¿Qué es más noticia, que la delegada del Gobierno central en Madrid prohibiera la estelada en la final de Copa, o que un juez lo echara atrás en tiempo récord?

JFA. Dijo hace años Vázquez Montalbán que la Lotería Nacional y la Liga Nacional de Fútbol hacían por la unidad de España mucho más que la Constitución, la Monarquía y el Parlamento, pero no dijo nada de la Copa del Rey, que nació como del Generalísimo, cuya final se ha terminado convirtiendo en un quebradero de cabeza para la Autoridad. No se le ocurrió a la Delegada del Gobierno nada mejor que decretar que la estelada incitaba a la violencia y prohibir su exhibición en la final de mañana entre el Barcelona y el Sevilla. Gracias a ella, nadie desconoce ya lo que significa, ya todo el mundo sabe que esa bandera reclama la independencia de Catalunya, algo que seguramente ni siquiera todos los que la portaban lo tenían claro.

No se ponen de acuerdo los analistas. Dicen unos que la medida -luego derogada en tiempo récord por un juez demostrando que cuando se quiere se puede- fue una torpeza de la funcionaria; dicen otros que fue una decisión meditada del Gobierno de Rajoy para desviar la atención sobre la enmienda a la totalidad que ha hecho Europa a su política económica, principal baza para su campaña electoral.

En todo caso, en la Final de la Copa del Rey Felipe VI, antes del Generalísimo, habrá más esteladas que nunca, habrá más pitos si cabe al himno y al Jefe del Estado, se hará de la final de una competición devaluada un acto político reivindicativo que lo verán con otros ojos millones de televidentes en todo el mundo. Cuando todavía no había intervenido el juez, ERC propuso el boicot total, sugirió que el Barcelona no jugara la final, pero eso hubiera sido demasiado, nadie está dispuesto de momento a prescindir de las competiciones del fútbol español, ni de las loterías nacionales: ya lo dijo hace años el lúcido Manolo Vázquez Montalbán.

Tx. El Diputado General de Bizkaia ha planteado el aplazamiento de inversiones no prioritarias.

JFA. Ha dicho el Diputado General de Bizkaia que la recaudación de impuestos no va a dar para todo y que habrá que pensar en aplazar inversiones consideradas no prioritarias, dando pie así a una interesante reflexión y debate. ¿Tres o cuatro competitivos palacios de congresos, tres o cuatro grandes museos, tres o cuatro si no cinco aeropuertos, superpuertos por partida doble y varias incineradoras de residuos, para menos de tres millones de ciudadanos? Tres o cuatro grandes equipos de primera, magníficos palacios deportivos de fútbol, de baloncesto, de pelota, incluso txakoli de tres o cuatro denominaciones… ¿es lo más sensato para un colectivo de tres millones escasos de habitantes? ¿Es suficiente explicación la historia, el foralismo, o hay que pensar también en un provincianismo alentado por intereses económicos y mediáticos? ¿Es tiempo de plantearse una moratoria en las infraestructuras que requiere el Tren de Alta Velocidad, por ejemplo? ¿Si no hay tratamiento alternativo a la incineración de residuos, no sería más sensato que Gipuzkoa acordara con las que ya existen en otros territorios, antes de embarcarse en una inversión gigantesca? ¿No procede un debate de país sobre estas y otras cuestiones, sin presiones ni apriorismos?

Tx. Ha habido un susto en Bergara que no ha pasado a mayores y una despedida importante.

JFA. Ha sufrido el batzoki de Bergara un incendio. No son el batzoki ni Bergara dos escenarios cualquiera. Ha sido Bergara adelantado Seminario y Universidad. Han tenido lugar en la Villa acontecimientos importantes, ha dado nombre a abrazos, escisiones, movimiento de alcaldes, y reuniones entre dirigentes del PNV y HB, cuando parecía que eso era posible para acordar proyectos de país y pacificarlo. Sabía lo que se hacía Alkain cuando elegía para escenario de su personaje de jeltzale tipo el batzoki de Bergara.

Se ha despedido del Parlamento vasco el inhabilitado Hasier Arraiz, una persona bien elevé, que ha tendido la mano a todos los componentes de la Mesa y la ha rechazado el representante en ella del Partido Popular, el bilbaino Antón Damborenea Basterrechea. No es el que tendía la mano el que ha perdido, porque lo cortés no quita lo valiente, y las formas, las buenas formas, son importantes. Al PP no le ha gustado el tono de la despedida de Arraiz, no le habrá gustado sobre todo el llamamiento que ha hecho al PNV y al PSE a trabajar conjuntamente en beneficio del país.

El presidente de Sortu, bien elevé, ya tendió la mano incluso al Tribunal que lo acababa de juzgar y le correspondieron, algo inédito hasta donde uno recuerda. Se ha ido de los foros institucionales recordando y lamentando la deshumanización del adversario político que la izquierda abertzale alentó con su estrategia. No se trata de un reconocimiento más.