La columna de José Félix Azurmendi (11/03/2017)

Tx. Hemos conocido los resultados de una nueva encuesta de EiTB

JFA. De la encuesta de EiTB Fokus nos quedaremos casi todos con la idea de que confirma que el Gobierno Urkullu y su partido, cien días después, viven un momento dulce que la oposición no amenaza alterar. Tendremos seguramente la impresión de que el diagnóstico coincide con lo que cualquier observador atento de la realidad podía suponer, sin que las pequeñas variaciones en los resultados de las últimas elecciones al Parlamento vasco sean suficientes para desmentir esta impresión. No quisiera que se enfadara nadie si digo que vivimos tiempos que no llegan a ser movilizadoramente inquietantes ni por el dramatismo del desempleo ni la certeza de que cualquier tiempo del pasado reciente fue mejor.

No ha debido causar sorpresa tampoco la confirmación de que quienes habían llegado para remover la apatía social empiezan a dar muestras prematuras de cansancio o ineficacia. Se podrá tener de Podemos y de Ahal dugu la idea que se quiera, pero se coincidirá en que anunciaban un aire nuevo y un revolcón del statu quo que, al menos en la Comunidad Autónoma Vasca, es más que dudoso. El sondeo confirma lo que se presumía, que los nuevos aires pierden fuelle, que el sustento del sistema está firme, que nada hay que aliente hoy por hoy un nuevo y distinto tiempo. Solo es un estudio, una foto, una muestra tras cien días de gobierno, pero en la línea de lo que se podía intuir. Ante una realidad como esta, no debe extrañar que el Ejecutivo se atreva a poner fecha fija para la aprobación de los nuevos Presupuestos y que todos den por descontado que lo será con el concurso, más o menos masajeado, del Partido Popular.

Tx. EiTB ha estado también en el foco de muchas miradas por otros motivos

JFA. Fue el sábado pasado cuando tuve conocimiento, y como yo otros muchos supongo, a través del diario El País, del extracto de un programa de humor de Etb-1 emitido varias semanas antes en el que se recogía y traducía todo lo que servía para el propósito buscado por sus promotores, las Juventudes del Partido Popular Vasco. El efecto del extracto fue demoledor y provocó inmediatas condenas, desmarques y promesas de que nunca más se repetiría ese tipo de programas en la Radio Televisión Pública Vasca, desde sus más altas instancias. Yo no había visto el programa en cuestión y sospecho que los que salieron en tromba a darle caña, tampoco. Poco después vi otro resumen que Klaudio Landa aportó al debate en su programa, que servía para dejar claro que los actores del demonizado programa habían dicho otras cosas que no se compadecían con el mensaje que interesadamente se había trasladado.

Me sigue pareciendo insuficiente para hacer una valoración seria. Me gustaría verlo completo para dar un juicio, que es lo que el Consejo de Redacción de EiTB ha por fin pedido. Si no se hubiera actuado con pánico, lo más razonable y lo más saludable para el euskera y la audiencia hubiera debido ser su reprogramación, acompañada de una reflexión y un debate plural y en profundidad. Hubiera servido para evitar en el futuro los yerros que hubieran podido existir, y para valorar la justeza de la entresaca del programa en cuestión y sus versiones. Todavía se podría hacer, pero tengo la impresión de que se optará por dejarlo correr, una vez que la tempestad parece estar amainando. Es una pena, porque el asunto da para mucho y en campos diversos, no solo en el de la libertad de opinión.

Paralelamente, y para esto sí se cuenta con toda la información, ha tenido lugar la descalificación de una actriz -“secundaria”, se ha remarcado-  en una película de estreno de postín que participaba en el programa en cuestión, que pone en evidencia la categoría humana de algunos personajes, su insolidaridad. Y ello, en nombre de la mayor difusión y el éxito comercial de un filme que lleva por título “El guardián invisible”, que desmintiendo el adjetivo ha hecho visible la pequeñez humana y la mezquindad de sus protagonistas.

Tx. Más asuntos dentro del Foco de la opinión pública esta semana

JFA. Me confieso muy impresionado por la intervención de la portavoz del PP en la Comisión de Derechos Humanos e Igualdad del Parlamento Vasco en respuesta a una comisión de Etxerat para explicar las consecuencias de la dispersión en los hijos de las presas y presos que ellas representaban. “Tu padre ha sido una de las personas más sanguinarias de la banda” –le ha dicho a una joven de veinte años que ha pasado su vida de cárcel en cárcel- “y tu madre sabe mucho de los trescientos y pico asesinatos que no están esclarecidos”. Ha dicho lamentar los sufrimientos que  provoca la dispersión, pero añadiendo que también eso es por culpa de sus padres y madres, algo  que se puede arreglar “con una cartita”.  Se habla e insiste en la necesidad de restañar y cerrar heridas para una mejor convivencia de futuro. No creo que este sea el medio ni el modelo: intervenciones así solo sirven para retroalimentar el odio, para invitar a que otros empiecen a recordar biografías de personajes sanguinarios que también tienen familiares, hijos y nietos, algunos de ellos disfrutando de los beneficios que reportan las guerras a los vencedores.