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Sabatina

La columna de José Félix Azurmendi (01/04/2017)

Reflexiones sobre los acontecimientos de la última semana: ya falta menos para el 8 de abril y el desarme, malos tiempos para la libertad de expresión, fallecimiento de Hasier Etxeberria

Tx. Ya falta menos para el 8 de abril y el desarme

JFA. No me voy a extender en especulaciones y comentarios sobre el desarme de ETA anunciado para el 8 de abril. Ya lo comentaremos cuando se dé y acabe este largo proceso. Pero sí me referiré de pasada al inédito papel de intérprete de las intenciones del Lehendakari y su Gobierno que sobre este asunto  la dirigente socialista Idoia Mendia está adoptando. No sé si en relación con ello o con el anuncio de ETA de hace unos cuantos años ya, se acaba de conocer que desaparecen esta semana los últimos escoltas con los que todavía contaban algunas personas que se sentían amenazadas, lo que no deja de ser sino otra verificación oficial de que el desarme de ETA es definitivo.

Están siendo estos, días de reuniones y gestos amables entre el PP y el PNV en Madrid con la vista puesta en la aprobación de los Presupuestos de la que tan necesitada está el Gobierno central. Con Ciudadanos solo no le basta, tampoco con la suma de los votos jeltzales, es precisa la contribución, además de Coalición Canaria, de un solitario representante de otra formación isleña de centro izquierda que concurrió a las generales con el PSOE, que tiene asiento en el Grupo Mixto, y buena relación personal con los mixtos de EH Bildu, no en vano es, además de nacido en Caracas como unos cuantos conocidos políticos más, hijo de vasca y habiendo vivido largamente en Euskadi en sus tiempos mozos. Se va sabiendo qué pide el PNV a cambio de su apoyo, sabremos un día qué le ofrecen a Quevedo Iturbe, que así se llama el diputado en cuestión, a cambio de su decisivo apoyo.

Tx. Malos tiempos estos para libertad de expresión

JFA. Las bromas, más que chistes, de mejor o peor gusto, que circulaban en libertad en los primeros años de la Transición son hoy objeto de persecución y condena por parte de la Justicia española. Tras las penas por los que tienen al Almirante presidente Carrero por blanco –y que se me perdone el jueguecito  de palabras- no hay a mi juicio solo un grave atentado a la libertad de expresión, hay además o sobre todo el intento de normalizar y blanquear al que llaman el anterior régimen y sus más altos representantes. Para muchos de los hijos y nietos de los alzados, la dictadura tuvo una explicación que se parece demasiado a justificación, y Franco y el que estaba destinado a sucederle no deben ser tratados como los fascistas golpistas que fueron. El actual régimen, que llegó a reivindicar como funcionario probo al torturador Melitón Manzanas, no puede aceptar hoy que se festeje el magnicidio que truncó los planes del Caudillo.

Dejó escrito Manuel Irujo en su correspondencia con el Servicio de Inteligencia británico que Carrero Blanco es “un cabestro, duro, bruto, autoritario, tenaz, nada de tonto, dispuesto a utilizar todos los resortes de su mundo para mantenerse en su lugar y mantener el régimen ultra franquista”. Se ha tratado luego de endulzar la figura de Carrero, se han tratado de minimizar los efectos benefactores de su desaparición, para no dejar la impresión de que ETA no lo hizo todo mal. Se ha escrito mucho sobre la justeza y justicia de los magnicidios pero, sin entrar en ese debate, cualquier persona de cierta edad y memoria recordará cómo se festejó aquí el atentado, cuántas bromas se hicieron con el modus operandi, qué película realizó con él Gillo Pontecorvo.  Seguramente, hoy tendría que pasar por la Audiencia Nacional, si no es que se había previamente impedido su proyección.

Tx. No te habrá pasado inadvertida la muerte esta semana de Hasier Etxeberria

JFA. No redundaré en el recuento de méritos de Hasier Etxeberria como escritor, periodista, entrevistador, maestro. Todo está dicho y bien dicho, merecidamente dicho. Me referiré yo a su etapa de columnista en aquel Mundo del País Vasco que compartía con otros dignos observadores de la realidad del nivel y saber de Javier Ortiz y Mariano Ferrer. Le recuerdo opinando en libertad sobre los desvaríos del MLNV y las torturas de la Guardia Civil, entre ellas las atribuidas a un compañero de infancia y juegos en Elgoibar. Algunos corresponsales  de ETA le armaron una campaña intimidatoria, como se las armaron a otros, pero a él con especial saña porque les desnudaba con argumentos y visión de “casa”.

No le traté pero tuve de él referencias personales en su tiempo de Amute, cuando vivía muy cerca de aquel colegio que unos frailes desaprensivos permitieron se convirtiera en monstruoso mega cuartel de la Benemérita. No son fáciles ni cómodas las personas como Hasier, capaces de bogar contracorriente pero con la meta clara, pero son necesarias, sobre todo si tienes el oficio de compartir tus puntos de vista  con los demás. Algo hubiera dicho sobre las amenazas y restricciones presentes a la libertad de información, expresión, opinión. Su voz y su palabra se han ido demasiado pronto.