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Opinión

Crónica de Euskal Herria 20/05/2017

La Columna de José Félix Azurmendi. Recordamos la huelga de 163 días en Bandas en Frío de Etxebarri-Basauri en pleno franquismo

 

Tx. ¿Dónde has puesto la mirada esta semana?

JFA. He vuelto la mirada a la gesta de unos centenares de trabajadores y sus familias que un reportaje que se ha podido ver este jueves en ETB-2  ha recogido con fidelidad y belleza. Hace cincuenta años, en pleno franquismo, tuvo lugar en Laminaciones de Bandas en Frío de Etxebarri-Basauri una huelga que duró 163 días, la más larga hasta entonces conocida, la más caliente, contra la que el sistema empleó todas sus armas, incluido el estado de excepción. La protesta fue posible por la firmeza de sus protagonistas y familias, por la solidaridad de los trabajadores de otras empresas, por la implicación de sectores progresistas de la sociedad y de la Iglesia católica: por la protección y cobertura de redes sociales que se iban tejiendo para dar respuesta a las necesidades que se iban manifestando. No tenía precedente, era espontánea, se sustentaba en democracia directa, en la asamblea; fabricó sus propios líderes, no se debía a nadie, extendió su influencia más allá de sus fronteras geográficas. No ganaron pero vencieron. Y aportaron un ejemplo y un modelo  excepcionales.

El reportaje se emitió en ETB el jueves por la noche y seguramente lo vieron cuatro gatos: una pena. Porque el tema y la manera como ha sido tratado dan para reflexionar sobre valores tan ausentes como necesarios hoy, cuando la crisis económica y social estimulan un cierto canibalismo, el individualismo, el sálvese quien pueda.

Tx. Pareciera existir hoy un renovado interés mediático por el pasado

JFA. Así parece, y no debe ser ajeno a ello el clima propiciado por el estado del monotema en el que la persistencia de la violencia nos tenía sumidos. En este clima y en esta semana, y sin que se haya contado al parecer con elementos nuevos, la cátedra de Derechos Humanos y Poderes Públicos de la UPV y representantes del Gobierno Vasco han publicado un informe sobre la desaparición en 1976 de Pertur para animar a que quien tenga algo que aportar lo haga de la manera que elija, incluido el anonimato. El informe recoge de manera equilibrada las dos versiones que se han venido manteniendo sobre el secuestro y desaparición del joven líder de ETA político-militar: la que responsabiliza a fuerzas parapoliciales españolas, la que apunta a un ajuste de cuentas entre militantes de su organización.

Que el relato sea equilibrado no impide que la manera como cada medio lo haya recogido no lo sea. Queda claro que inicialmente nadie dirigió las sospechas hacia los dos compañeros de los comandos especiales con lo que fue visto de manera constatable por última vez, ni siquiera la policía española, que hubiera podido estar interesada en una versión que creaba disensiones y desprestigio en el enemigo, que es lo que intentaron con la desaparición de Naparra por ejemplo. Que la mayor parte de los integrantes de los comandos especiales, los bereziak de ETA pm, se incorporaran poco después a ETA militar no parecería ajeno a que la familia y personas próximas a Eduardo Moreno Bergaretxe optaran luego por poner en el punto de mira a Pakito y Apala, dos de sus militantes más conocidos y las últimas personas reconocibles con las que fue visto. Que el relato sea equilibrado no impide que se siga diciendo que Pertur abogaba por la liquidación de la lucha armada, “que es como entonces se llamaba a estas cosas”, ha explicado Rodríguez Aizpeolea en el programa de Klaudio, y que eso pudiera explicar que otros etarras le mataran. Una mera consulta de sus escritos y en aras de la verdad permite saber que fue el padre de la teoría del desdoblamiento, es decir, que a la manera tupamara, se compaginara la actividad política con la armada. Nunca se sabrá lo que entraba en sus cálculos futuros, lo que hubiera podido ser y hacer aquel brillante joven de 26 años. Que buena parte de sus compañeros optaran por una vía determinada posteriormente no asegura que hubiera sido la suya. También estas cuestiones podrían entrar en el relato y sus enseñanzas, pero no es probable que así sea.

Tx. ¿Más revisiones del pasado?

JFA. Ha pasado con bastante discreción mediática una rendición de cuentas autocrítica poco habitual que se inscribe también en este sano ejercicio de revisión del pasado, del reciente en este caso. El 2016 fue el año de la capitalidad europea de Donostia y antes hubo una capitalidad verde para Gasteiz y recientemente se ha anunciado para Bilbao una cierta capitalidad mundial de la gastronomía, cada uno a su estilo y medida promovidos como ocasiones de oportunidad excepcionales para la ciudad y el país.  Los insatisfechos resultados que se reconocen para la Capitalidad Cultural Donostia 2016, de la que sus responsables han dicho esta semana que no cubrieron las expectativas generadas en la ciudadanía, debería servir de advertencia  a la hora de anunciar futuros eventos excepcionales. En el caso de la capitalidad cultural y si no hubieran intervenido tan variadas y contradictorias instancias políticas, no hubiera sido difícil moderar expectativas, a nada que se hubieran revisado los modestos impactos que este tipo de designaciones habían tenido en otras capitalidades europeas anteriores. Eso hubiera evitado esta sensación de relativo e injustificado fracaso. Que el ejemplo sirva.