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Crónica de Euskal Herria

La columna de José Félix Azurmendi (16/09/2017)

Reflexiones sobre el tramo final del proceso catalán y la disolución de Aralar

  • 7:00 min
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El proceso catalán entra en su tramo final y todo se complica

También a los jueces, que se supone tienen autonomía para interpretar la Ley, al contrario que los fiscales, se les están complicando las cosas. El de Gasteiz que prohibió ayer un acto en el que una dirigente de la CUP hablaba de lo suyo, lo hizo tarde y con argumentos que hacen pensar que no lo tenía claro y no le resultaba grato. Fue la Policía Municipal, a pesar de que para el alcalde de la ciudad tampoco fuera grato, la encargada de desalojar un local propiedad del Ayuntamiento,  en diez minutos además. Así se hizo, ordenadamente y en paz, a pesar del enfado de los asistentes y a instancias de la protagonista, la mediáticamente demonizada Anna Gabriel, para comportarse así  y no regalar argumentos a la contra.

Esta tarde hay una manifestación que se presume numerosa y plural en Bilbao a favor del derecho a decidir de catalanes y de vascos, organizada por Gure Esku dago. De momento nadie la ha prohibido. Si alguien creía y quería que los vascos quedáramos al margen de lo que estaba aconteciendo en Catalunya, a estas alturas ya sabe que eso es imposible, y que en los días que faltan hasta el 1 de octubre, por no hablar de después, no va a haber uno en el que no se produzcan movimientos de acción y represión que pondrán en evidencia que estamos ante la crisis más importante que ha vivido el Estado que nació en el postfranquismo, y que los vascos estamos directísimamente convocados a posicionarnos ante ella.

Estamos obligados a echar la mirada atrás, también

Llegados a este punto y este impasse, puede resultar de interés lo que pensaba y aprobaba por aquellos días de transición esa fuerza política cuya representación en la Comunidad Autónoma Vasca aseguraba ayer por boca de su secretaria general ser la garantía para que aquí no se camine por la procelosa vía de Catalunya. Decía el Socialismo en libertad, que ese era su lema, en el primer Congreso que celebraba en Madrid tras la muerte de Franco, que “en los últimos 40 años, el régimen surgido de la guerra civil ha intentado negar la evidencia de que históricamente España es una realidad configurada por una pluralidad de nacionalidades y regiones que hoy integran el Estado Español”.  Decía que “ha constituido esto un principio permanente para el PSOE a lo largo de toda su historia, frente a los planteamientos centralistas defendidos por la oligarquía”. Aseguraba  que “este planteamiento se ha ido revitalizando con el transcurso de los años, revalidando así el principio de libre determinación de los pueblos que suscribiera el partido en la lejana fecha de 1896, en el IV Congreso de la Internacional Socialista”.

Discurrían los primeros días de diciembre de 1976, tenía lugar el XXVII Congreso del PSOE. Era Felipe González secretario general, y el vasco Ramón Rubial presidente; eran testigos privilegiados Olof Palme y Willy Brandt. ¿Qué ha cambiado para que hasta el progre sanchista Josep Borrell sostenga hoy, enfadado y solemne, que el derecho de autodeterminación solo vale para casos de invasión militar o descolonización? ¿Quién y qué  ha cambiado para que incluso la lectura histórica cambie? También es verdad que en ese Congreso el PSOE, además de que declaró que “La constitución garantizará el derecho de autodeterminación”, propugnó “la instauración de una República federal, integrada por todos los pueblos del Estado español”, y miren.

Algo nuevo entre nosotros que te valga la pena subrayar

El Aralar de Patxi Zabaleta e Iñaki Aldekoa que se plantó ante la estrategia político-militar del MLNV se disuelve, porque entiende que sus objetivos se han materializado en la plataforma de la izquierda abertzale Euskal Herria Bildu. A nadie ha extrañado, a nadie ha parecido cogerle por sorpresa, a pesar de que no suele ser esta la forma habitual en la que los partidos políticos se diluyen en otros o en la insignificancia. Entre nosotros hay ejemplos sobrados de ello. Zabaleta ha animado a que también los otros partidos que conforman la coalición se lo piensen, y EA ya ha dicho que no, que ellos vienen de otra madre, y Alternatiba no ha dicho nada, pero podría estar pensándoselo. ¿Y Sortu? Zabaleta conoce muy bien la tentación y los daños colaterales que una doble militancia pueden ocasionar, pero no veo yo a Sortu desapareciendo y dejando libre el campo de la radicalidad a vaya usted a saber quién. No al menos hoy y sus circunstancias, la catalana muy especialmente.