Cerrar

La noche de

La noche de

La noche de

La Noche De...

Los 33 mineros de Chile y otras historias de rescates llevadas al cine

"La Noche de..." ha recordado historias sobre rescates asombrosos, como el de los 33 mineros de Chile, que quedaron atrapados bajo tierra a 700 metros de profundidad, o los de la película 'Viven'.

7:19

La historia de los 33 mineros de Chile tuvo al mundo en vilo durante los dramáticos 70 días que estuvieron bajo tierra. Pasaron atrapados en aquella mina casi dos meses y medio, a 700 metros de profundidad, esperando a ser rescatados. Y su emotivo rescate, emitido en directo por televisión, fue seguido en todo el planeta por 1.300 millones de espectadores. 400 millones más que los que vieron la llegada a la Luna del Apolo Once.

Su historia se narra en la película Los 33, con Antonio Banderas y Mario Casas haciendo de mineros.

El derrumbe tuvo lugar el 5 de agosto de 2010. Y no se supo que los mineros estaban vivos hasta pasados 17 días. En ese momento, una de las perforadoras que sondeaban el terreno volvió a la superficie con sorprendentes manchas de pintura roja, que no podían ser accidentales. Alertados por las manchas, los operarios encontraron, atadas a esa misma sonda, varias notas manuscritas que confirmaban que había supervivientes bajo tierra.

Desde ese mismo instante, los ojos del mundo entero se centraron en la mina de Chile. Y para dar ánimos a los mineros, se acercaron hasta allí desde Uruguay, 4 supervivientes de otro rescate histórico, el mítico rescate del accidente aéreo de Los Andes, narrado en la película Viven.

Viven, otro rescate histórico

El 13 de octubre de 1972, un avión uruguayo con destino a Santiago de Chile, y con todo un equipo de rugby a bordo, se desvió de su ruta por una tormenta y acabó estrellándose en la cordillera de los Andes. Había 45 personas en aquel avión. Pero en el propio accidente, hubo 18 muertos. A los pocos días se produjo un alud que causó 8 muertos más. Y por culpa de la gangrena, hubo otros 3 muertos. Eso dejó un dramático saldo de sólo 16 supervivientes, perdidos en las montañas a 3.500 metros de altitud y sin nada que llevarse a la boca. Por eso, tuvieron que sobrevivir comiendo carne humana, de los cadáveres de sus compañeros.

La situación se hizo todavía más extrema al escuchar por la radio que les daban por muertos. Así que dos de los jóvenes supervivientes decidieron ir en busca de ayuda. Pero cometieron un grave error al empezar su travesía, porque tendrían que haber ido hacia el este, donde se habrían topado con un hotel de montaña para esquiadores a sólo 21 kilómetros de donde estaban. Pero ellos fueron hacia el oeste y tuvieron que atravesar el corazón de los Andes en una terrible caminata de 60 kilómetros. Además, iban sin calzado de montaña, sin ropa térmica y sin víveres, porque las tiras de carne humana que llevaban se les pudrieron por el camino. Fue un verdadero milagro que lograran salir vivos de las montañas. Aun así, el drama no terminó cuando llegaron los equipos de rescate, porque uno de los helicópteros estuvo a punto de estrellarse allí mismo, cuando los famélicos supervivientes de los Andes intentaron subir todos a la vez, antes de que el helicóptero aterrizara. Fue necesario echarles del helicóptero a puñetazos para que no pusieran en peligro la propia misión de rescate.

A dieta para poder entrar en la cápsula

Volviendo al rescate de los mineros, para sacarlos lo antes posible, se perforó un agujero, pero no hasta el refugio en el que estaban, sino hasta un taller subterráneo próximo al refugio. Aún así, hubo que perforar 620 metros de agujero vertical, y tardaron 31 días en hacerlo. Pero es que, además, la cápsula para extraer a los mineros tenía sólo 51 centímetros de diámetro. Así que, por mucha hambre que estuvieran pasando al fondo de la mina, algunos de los treinta y tres supervivientes tuvieron que ponerse a dieta para poder entrar en la cápsula.

La cápsula tardaba unos 40 minutos en bajar y subir y en total, tardaron 22 horas y 36 minutos en sacar a todos los mineros. Algunos subieron con piedras de la mina, de recuerdo.

Pero el recuerdo más curioso lo subió el minero Álex Vega, interpretado en la película por Mario Casas, que se trajo del fondo de la mina el cartel del refugio en el que estuvieron. Y actualmente lo tiene en su casa, con la flecha señalando la puerta principal de la vivienda. Porque no hay mejor refugio que la casa de cada uno.