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Reportaje de eitb.com
Tanorexia y tanofobia, dos peligrosos problemas con el sol
Los trastornos relacionados con el sol han aumentado los últimos años. Los expertos recuerdan los peligros de una exposición excesiva, pero recuerdan que la ausencia de sol tampoco es sana.
Amaia Akordagoitia
La tanorexia y la tanofobia son dos trastornos relacionados con el sol que, de acuerdo a la voz de alarma de los expertos, en los últimos años han aumentado en número de casos. Mientras que la tanorexia se asocia con una obsesión enfermiza por tomar el sol, la tanofobia se halla en el otro extremo: es un miedo irracional al sol y a sus potenciales efectos perjudiciales.
Tomar el sol se vuelve para algunas personas una necesidad. De hecho, hay quien tiene tal adicción al bronceado que desarrolla una obsesión que, tal y como apuntan los expertos, "es absolutamente insana". En muchos casos, la necesidad de mantenerse moreno se prolonga todo el año .
"La imagen social que impera en nuestra sociedad favorece o propicia la aparición de la tanorexia", explica Luis De la Herrán Gascón, psicólogo y director del Centro de Psicología Delta de Bilbao.
Este tipo de pacientes suelen demostrar ansiedad por no perder el moreno y "hasta suelen competir con amigos y familiares por ver quién está más bronceado". Lo más importante es que como en otros trastornos obsesivos como la anorexia, los enfermos distorsionan la realidad, y en realidad "se ven blancos".
Las consecuencias de exponerse muchas horas al sol son ya bastante conocidas. Sin embargo, no pesan lo suficiente entre aquellos que cada verano invierten demasiadas horas bajo el mismo. "Aumento de las arrugas y de manchas, así como el envejecimiento de la piel y las queratosis solares son las primeras consecuencias", apuntan los dermatólogos. Además, hay que tener en cuenta que las probabilidades de sufrir cáncer de piel se multiplican por tres.
En su afán de estar morenos, los tanoréxicos tienden a ser asiduos de las cabinas de rayos UVA. En este sentido, los expertos recuerdan que una sesión de siete u ocho minutos equivale a un día entero de sol.
Ni tanto ni tan poco
No obstante, ninguna obsesión es buena y así como abusar del sol es malo, la ausencia total del mismo tampoco es beneficioso para la salud. Las advertencias de los dermatólogos de los efectos negativos del sol han provocado en algunos sectores de la sociedad que se tenga "miedo" al sol.
La tanofobia, la antítesis de la tanorexia conlleva un miedo irracional al sol, pero los médicos advierten del peligro de una fotoprotección extrema. De este modo, apuntan que si no tomamos el sol podemos tener un déficit de vitamina D, lo que puede provocar cáncer de colon, mama o próstata.
Según los doctores, "bastan diez minutos al día" para obtener los beneficios del sol.
Cómo tomar el sol
Son consejos que se repiten cada año, pero que hay quien todavía no los pone en práctica.
Antes de exponerse al sol conviene elegir un protector con un índice adecuado al tipo de piel y aplicarlo en las dos horas previas al contacto con los rayos. Por otra parte, también es fundamental utilizar cremas protectoras resistentes al agua, que impidan la acción de las radiaciones UVA, sobre todo en el caso de los niños y los ancianos, que son más sensibles a sus efectos nocivos.
Además, las exposiciones al sol han de ser cortas y graduales durante los primeros días para que la piel se adapte de manera progresiva. Los expertos recuerdan también que se debe evitar tomar el sol en las horas de mayor intensidad, es decir, entre las 12:00 y las 16:00.