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Jesús Torquemada

Análisis

Todo atado y bien atado en Cuba

Jesús Torquemada

Jesús Torquemada

Raúl Castro ha cumplido con su promesa y se retira de la primera línea. Pero eso no significa, ni mucho menos, que el castrismo haya acabado.

Nadie sabe si el nuevo presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, tiene la intención de introducir reformas económicas y políticas de calado en Cuba; pero, si tiene esa intención, tendrá que esperar al menos tres años. Durante ese tiempo, el hasta ahora presidente, Raúl Castro, va a seguir como primer secretario del Partido Comunista, que es el que realmente tiene el poder en Cuba. El propio Díaz-Canel prometió ayer su fidelidad al legado de los Castro y dejó claro que Raúl será el que tome las decisiones más importantes.

Raúl Castro ha cumplido con su promesa de dejar la Presidencia tras estar en ella dos mandatos y, además, ha conseguido llevar a cabo con éxito la transición a una nueva generación, la que no hizo la revolución de 1959. Pero eso no significa, ni mucho menos, que el castrismo haya acabado. El apellido Castro sigue teniendo mucha influencia en Cuba. Alejandro Castro, hijo de Raúl, tiene el grado de coronel y es el jefe de los servicios de espionaje cubanos. Mariela Castro, su hermana, es diputada de la Asamblea Nacional. Fidel ya no está y Raúl se retira de la primera línea, pero esos sí que han dejado todo "atado y bien atado".