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Jesús Torquemada

Análisis

De los indignados a los chalecos amarillos

Jesús Torquemada

Jesús Torquemada

Los que se movilizan ahora en las calles protestan contra la ecotasa al diesel, pero en el fondo protestan contra todos los efectos de la crisis, contra la desigualdad social, contra los recortes.

En los pueblos del interior de Francia se usa mucho el coche. Para ir al trabajo, para ir al médico, para ir de compras, para ir a la escuela. Pocos coches de lujo se ven allí; la gente tiene coches viejos de marcas francesas. Y casi todos se mueven con gasoil. Por eso, el anuncio del Gobierno de que en enero va a subir, aun más, los impuestos al gasoil, ha creado el movimiento de los "chalecos amarillos".

Un movimiento totalmente espontáneo, aunque ahora los partidos de derecha y de izquierda ya están intentando subirse a él. Un movimiento que ha alcanzado una gran popularidad y que la mantiene, a pesar de los disturbios del pasado fin de semana. Los "chalecos amarillos" son lo que hace unos años se llamaba "los indignados". Protestan contra la ecotasa al diesel, pero en el fondo protestan contra todos los efectos de la crisis, contra la desigualdad social, contra los recortes.

El Gobierno dice que impone la ecotasa para luchar contra el cambio climático; pero los habitantes de los pueblos del interior dicen que el cambio climático no tienen por qué pagarlo ellos. Que el coche eléctrico está muy bien, pero lo consideran un capricho de los señoritos de París que pueden pagarlo.