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Felipe Etxebarria

Análisis

Los militares se aferran al poder en Myanmar

Felipe Etxebarria

Felipe Etxebarria

Parecía iniciarse una nueva era. Empresarios y turistas comenzaban a visitar en masa el país. Todo el mundo parecía ilusionado por la llegada al poder de la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi.

En Myanmar (antigua Birmania) los militares han usurpado el poder, y con ello el amanecer de la democracia parece haber llegado a su fin. 

En 2011 nació la esperanza en ese país del sudeste asiático que terminaba con medio siglo de dictadura militar. Parecía iniciarse una nueva era. Empresarios y turistas comenzaban a visitar en masa el país. Todo el mundo parecía ilusionado por la llegada al poder de la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, tras las elecciones de 2015. Eran los primeros comicios libres desde 1962.

Pero pronto aparecieron las primeras grietas en la recién instaurada democracia. Más de 700 000 rohinyás, de la minoría musulmana, fueron expulsados en masa a Bangladesh. En lugar de denunciar esta flagrante violación de los derechos humanos, Aung San Suu Kyi defendió a las fuerzas armadas dejando a su suerte a este pueblo que pedía refugio en los países vecinos. Quedaba claramente reflejado quién detentaba el poder también en este periodo de régimen civil. Nadie en Myanmar, ni su líder, podían controlar a los militares. Con ello quedaba manchada la imagen internacional de la Premio Nobel de la Paz. Fue acusada por sus antiguos seguidores de inhibirse ante este genocidio y las atrocidades cometidas por los militares.

Con el nuevo golpe de estado queda claro que los militares no están dispuestos a ceder el poder, ni siquiera formalmente. Pese a que sus generales aseguraban que harían respetar la constitución de 2008, la propia líder y destacados dirigentes gubernamentales se encuentran detenidos, mientras que 400 diputados están en arresto domiciliario y el gobierno golpista ha decretado el estado de excepción.

¿Por qué ocurre ahora este golpe de estado de los militares?

No es una casualidad. El lunes tenía que constituirse el nuevo parlamento surgido tras las elecciones de noviembre en las que el partido de la Premio Nobel de la Paz obtuvo una aplastante victoria con 396 escaños de los 476 que estaban en juego. El partido de los militares, el Partido de la Unión Solidaria y Desarrollo, obtuvo el pírrico resultado de 33 escaños. Un resultado considerado humillante para el ejército, según algunos observadores. Los militares rechazaron ese resultado calificándolo de fraude.

¿Qué papel juegan los militares en el sistema político?

Durante la dictadura, en 2008, intervinieron en la redacción de una parte importante de la constitución, que se ha mantenido intacta hasta ahora. Los militares han conservado una parte sustancial del poder en la transición hacia el sistema híbrido y semidemocrático que ha estado en vigor hasta el golpe. Así, esta constitución no sometería a los militares a ningún control civil. Además, los militares ostentarían dos vicepresidencias, así como los ministerios de defensa, interior y fronteras.

Para este golpe de estado los militares han invocado el artículo 417 de la constitución que prevé que los militares pueden hacerse con el poder si la “unidad del país, la solidaridad y la soberanía del mismo están en peligro”. Pero algunos expertos indican que esa invocación del articulo 417 corresponde solo al presidente. Pese a todos sus errores, Aung San Suu Kyi sigue siendo un icono de esperanza en Myanmar, en especial para la mayoría budista con pocas simpatías hacia los rohinyás.