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Análisis

Otoño caliente en Euskadi

Iñigo Herce

Iñigo Herce

- Redacción -

La posible unidad de acción institucional reclamada por el lehendakari y la respuesta social a los recortes de Rajoy son dos de las incógnitas que marcarán el tramo final de la legislatura vasca.

La comparecencia institucional del lehendakari, unida a la de los diputados generales de Bizkaia y Gipuzkoa, evidencian que las medidas de ajuste del Gobierno de España se han encontrado con una oposición frontal en Euskadi. Incluso el diputado general de Alava, Javier de Andrés, manifestó su contrariedad con las medidas, aunque su pertenencia al Partido Popular le lleva a no salirse de la disciplina.

A la respuesta institucional se le une el rechazo, no por esperado menos significativo, de la totalidad del sindicalismo vasco. Queda por saber qué postura tomará el Gobierno de Yolanda Barcina.

Este panorama avanza un otoño caliente en Euskadi, en el que el horizonte electoral condicionará cualquier paso. Pese a los llamamientos del lehendakari para dejar a un lado rencillas y luchas partidistas, la actuación institucional tiene en este caso un componente partidario incuestionable, por cuanto que esa praxis apuntala el discurso y la estrategia de cada formación.

Visto lo visto hasta la fecha, es difícil pensar que esa llamada a la unidad de acción del lehendakari pueda cristalizar en una actuación conjunta a escasos meses de la cita electoral, cuando a lo largo de la legislatura esta sintonía institucional ha brillado por su ausencia. Pero tampoco hay que descartar que la magnitud de los ajustes cristalice en un frente común y una a quienes hasta ahora han chocado.

Pero al margen de la respuesta institucional en forma de recursos o medidas compensatorias, el termómetro de la calle puede ser un buen indicador de la temperatura social de Euskadi. La crisis y la recesión están llegando a muchos sectores y la "isla vasca" lo es cada vez menos, arrastrada por un entorno económico paralizado. Otoño traerá con toda probabilidad un incremento de la movilización en la calle, un factor que los partidos también tendrán que tener en cuenta y que muchos querrán aprovechar.

El PSE-EE y el lehendakari saben que su margen de actuación es estrecho. La convocatoria electoral estará supeditada a la posibilidad de mantener en Euskadi un ámbito propio para no recortar las políticas sociales y el Estado del bienestar, las "líneas rojas" marcadas ayer por López. Eso, y la posibilidad real de sacar adelante los presupuestos de 2013, fijarán la fecha definitiva de la próxima cita con las urnas.