Economía -
Escocia
Una repercusión económica imposible de predecir
La repercusión económica en Euskadi de un 'sí' a la independencia es una incógnita, porque depende de cómo se tomen el divorcio empresarios y gobiernos.
Pedro García Larragán | Radio Euskadi
Desde Euskadi también se sigue con atención lo que pueda ocurrir en Escocia, y no sólo por sus implicaciones políticas. Una de las empresas más importantes para nuestra economía, Iberdrola, tiene importantes intereses comerciales allí. Y de cómo reaccionen unos y otros en caso de que gane el 'sí', dependerá la buena marcha de inversiones multimillonarias ya comprometidas.
Fue hace ocho años, en 2006, cuando Iberdrola comenzó a convertir Reino Unido en mercado preferente, y dentro de Reino Unido, Escocia. Ese año compró Scotish Power, la principal empresa energética escocesa, a través de la cual, ha venido vehiculizando proyectos e inversiones que han aportado a la eléctrica vasca buena parte de sus beneficios. Tal es así, que Iberdrola invertirá en Reino Unido, casi la mitad de las inversiones que tiene previsto realizar en los dos próximos años por todo el mundo. En total, 4 mil millones hasta 2016, de los cuales, el 10 %, 400 millones, se los lleva un proyecto en exclusiva: la construcción en la costa este de Inglaterra del mayor parque eólico marino levantado nunca por Iberdrola. Una construcción que se iniciará a finales de año, y que Iberdrola afronta a través de su filial escocesa, Scotish Power.
La importancia estratégica del mercado británico y escocés para Iberdrola es evidente. De rebote, otras empresas vascas que acompañan habitualmente a Iberdrola en muchos de sus proyectos por el mundo, caso de Gamesa, también siguen de cerca los acontecimientos, aunque la fabricante de aerogeneradores tiene su mercado principal en América.
La repercusión económica en Euskadi de un 'sí' a la independencia es una incógnita, porque depende de cómo se tomen el divorcio empresarios y gobiernos, los 'animal spirits' a los que aludía Keynes para explicar que la economía se rige más por impulsos emocionales que por la lógica cartesiana: imposible de predecir.