Economía -

Análisis

El fantasma de la inflación excesiva en tiempo de crisis

No es bueno que los precios caigan de forma constante; pero tampoco es bueno que suban demasiado.

Pedro García Larragan

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Decía Aristóteles (creo) que la virtud es el punto medio entre dos vicios: el del defecto y el del exceso. No es bueno que los precios caigan de forma constante; pero tampoco es bueno que suban demasiado.

Acabamos de saber que la inflación en agosto ha bajado una décima con respecto a julio, pero si ampliamos la mira a doce meses vista, los precios se han encarecido en un año casi un 2%.

Eso es bueno, porque indica que la gente y las empresas compran. Además, aleja la tan temida deflación. Ya saben: a precios cada vez más bajos, más ajustes de las empresas para mejorar margen. Consecuentemente menos empleo, más paro, menor poder de compra, nueva bajada de precios y vuelta a empezar. Así que el dato de agosto nos aleja de esa situación y tranquiliza a los ‘popes’ de la cosa.

Pero, vaya hombre, nos alumbra otro fantasma: el de la inflación excesiva en tiempos de crisis. Que en un año los precios hayan subido casi un 2%, mientras los sueldos bajan de forma generalizada, podría retraer el consumo, contribuyendo a dificultar la salida.

Así las cosas, ¿cuál es el punto medio, la virtud, cuando hablamos de inflación? Mucho me temo que los precios, como la economía en general, no entienden de virtud, pero se admiten aportaciones.

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