Internacional -
Análisis
Hasta el último minuto
Aburrida, sería, obcecada, a Merkel la llaman incluso la canciller 'teflón', por que como a ese material que vemos en las sartenes, todo parece resbalarle.
Olatz Simón
En solo unas horas en Berlin, tres voluntarios se me han acercado a pedirme el voto. Un hombre del partido de la canciller Merkel, los democristianos. Una chica, jovencísima, de los socialdemócratas de Steinbruck. Y una pareja de seguidores de AfD, Alternativa para Alemania, que achaca al euro la mayoría de los problemas y aboga por salir de la moneda única, o por que la abandonen al menos los países con mayores problemas económicos. Piden el voto para sus partidos y lo seguirán haciendo durante toda la jornada electoral, hasta que la última urna se selle, hasta el último minuto, a las seis de la tarde. Ningún seguidor de los liberales, el FDP, se me ha acercado hoy, pero sin duda estarán en las calles porque si hay alguien que está en la cuerda floja en estos momentos, son ellos, los actuales socios de gobierno de Merkel. Se encuentran según las encuestas al borde del abismo del 5% de los votos; el mínimo necesario para formar parte del parlamento. En algunas elecciones de algunas regiones clave, Merkel se pasó de frenada al permitir y fomentar un trasvase de votos de sus seguidores para salvar a los liberales, y no quiere que le vuelva a pasar. Por eso, la cara sonriente de la canciller recuerda casi a cada metro en cada calles, en vallas y más vallas, el lema "los dos votos para el CDU". Dos, por que las papeletas en las que votan los alemanes se dividen en dos partes. En una eligen un candidato de entre los presentados por los partidos para un distrito. En la otra parte se elige entre una lista de partidos cerrada. Merkel quiere que ambos votos vayan a su partido, se acabó el prestamo de votos. Una mujer joven que votará otra vez a los socialdemócratas asegura que Merkel es como su programa electoral, más y más de lo mismo, y ningún aliciente. Es una crítica común en los últimos días en internet, en referencia lo denso de su programa, de 128 páginas y sin una sola fotografía. Aburrida, sería, obcecada, a Merkel la llaman incluso la canciller "teflón", por que como a ese material que vemos en las sartenes, todo parece resbalarle. Las encuestas le otorgan un tercer mandato y sólo queda saber con quien gobernará, si habrá gran coalición de los democristianos con los socialdemocrátas o volverá a intentarlo con los liberales si superan el 5%. Y otra incognita que se resolverá a última hora de la tarde del domingo; si el partido antieuro pasa o no esa misma criba del 5% de los votos y entra en el Bumdestag.