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Análisis

Game over

Acabo de escuchar a David Cameron a las puertas de Downing Street y parece bastante claro que Escocia no se va a ir de vacío de este viaje.

Juan Carlos Etxeberria | EDIMBURGO

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El resultado ya lo conocen. Al final han sido diez puntos de diferencia (unos 400.000 votos) los que han inclinado la balanza. Los ciudadanos de Escocia, nada menos que el 86 % de los que tenían derecho a voto, han dicho que no, que Escocia no debería ser un país independiente. Y ya está.

Acabo de escuchar a David Cameron a las puertas de Downing Street y parece bastante claro que Escocia no se va a ir de vacío de este viaje. El primer ministro británico ha sido claro (¿por qué tengo la sensación de que, a pesar de mi limitado inglés,  se les entiende mejor a los políticos británicos y escoceses que a los españoles y los vascos?) y cumplirá la promesa de los unionistas de dar a Holyrood mayores competencias. Esta generación no volverá a votar sobre una posible Escocia independiente. Y puede que las dos siguientes tampoco.

Salmond ha perdido. ¿De verdad ha perdido? Hace 4 años el SNP recibió 900.000 votos y logró la mayoría absoluta en el Parlamento Escocés. Esta noche su propuesta de independencia ha cosechado casi 1.600.000 apoyos. Por supuesto, no todos son del SNP (están los Verdes, los radicales, los republicanos, parte de los jóvenes de más de 16 que nunca habían votado, los antisistema y miles y miles de laboristas) pero yo no diría que Salmond está acabado ni mucho menos. "Seguiremos adelante como una nación" han sido sus últimas palabras al aceptar la derrota. Y eso nadie se lo va a discutir porque si algo ha dejado claro esta campaña es que Escocia es una nación. Lo dijo el propio Gordon Brown  convertido "de facto" en el líder de la campaña del Better Together. Se dice que Brown fue un mal Primer Ministro para el Reino Unido y para el partido laborista pero si tenía alguna deuda pendiente con ambos, la ha pagado con creces en el sprint final de esta campaña.

El resto del análisis lo dejo a los expertos. La noche ha sido larga  y me falta claridad. Anoche en el Highland Center, el centro de recuento de Edimburgo, una joven estudiante gallega de la London School of Economics, invitada como observadora, me decía que el proceso habia sido ejemplar y que le impresionaba la naturalidad y cordialidad con la que partidarios del SI y el NO habían compartido la jornada electoral y el recuento final. Yo acababa de intervenir en directo en "Debatea" de ETB1 y había dejado a los contertulios gritándose unos a otros a pesar de los intentos de Xabier Usabiaga de reconducir el debate. Pensé que escoceses y británicos  nos llevan mucha ventaja. Y no porque puedan votar sobre la independencia sino porque son capaces de dialogar, negociar y pactar cómo hacerlo.

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