Internacional -
Análisis
Hace falta un cielo único europeo
Da la impresión de que las autoridades han actuado con un exceso de precaución, algo parecido a lo que sucedió con la epidemia de gripe A o lo que pasa con algunas alertas meteorológicas.
Jesús Torquemada
La erupción del volcán Eyjafjalla ha dejado de ser un simple suceso para convertirse en un asunto político. Hay varios temas de discusión. El primero es dónde está el límite entre la falta de seguridad y el exceso de seguridad.
Da la impresión de que las autoridades han actuado con un exceso de precaución, algo parecido a lo que sucedió con la epidemia de gripe A o lo que pasa con algunas alertas meteorológicas que luego se quedan en nada.
Los gobiernos prefieren pasarse de prudentes para que, si de verdad ocurre algo, luego no les acusen de no haber tomado medidas. Pero, por otra parte, los gobiernos están obligados a velar por la seguridad de los ciudadanos; no pueden dejar esa seguridad sólo en manos de empresas privadas, en este caso las compañías aéreas.
Lo que sí es incomprensible es que los ministros de Transporte europeos hayan tardado cinco días en reunirse para tomar decisiones, cuando ya al segundo día de la crisis estaba claro que era muy gorda y que iba para largo.
Todo esto pone de relieve la necesidad de más Europa, de más poder para las instituciones europeas que regulan la vida diaria de más de 500 millones de ciudadanos. No puede ser que en un continente que, siendo el más pequeño del mundo, tiene cuarenta países, decisiones de este tipo se sigan adoptando a nivel nacional.
Eurocontrol, el organismo que regula de manera eficaz el tráfico aéreo europeo, no sirve para una situación como la actual, pues no tiene poder para abrir o cerrar el espacio aéreo, eso es cosa de cada Gobierno.
Es el momento de centralizar todos esos poderes en la Agencia Europea de Seguridad Aérea, que depende de la Comisión Europea, y completar de una vez el proyecto de cielo único europeo.