Internacional -
Análisis
Argentina ajusta cuentas con su pasado
Los delitos de lesa humanidad no prescriben nunca, ni siquiera aunque hayan estado amparados por una ley de amnistía, como sucedió en el país sudamericano.
Jesús Torquemada
Argentina sigue ajustando las cuentas con su pasado. Casi tres décadas después del final de la dictadura militar, uno de sus integrantes, el exgeneral Reynaldo Bignone, que tiene 83 años, ha sido condenado a 25 años de cárcel por delitos de lesa humanidad.
Ese tipo de delitos no prescribe nunca, ni siquiera aunque hayan estado amparados por una ley de amnistía, como sucedió en Argentina. Los militares argentinos tuvieron que marcharse en 1983 porque perdieron la Guerra de las Malvinas contra Gran Bretaña. El general Leopoldo Galtieri, que fue el que organizó aquella guerra en un intento de consolidar el régimen militar, tuvo que dimitir y los militares encargaron precisamente a Bignone la tarea de preparar el fin de la dictadura.
Se celebraron elecciones y en diciembre de 1983 Bignone entregó la banda presidencial a Raúl Alfonsín. El nuevo presidente consiguió sentar en el banquillo a los jefes de la Junta Militar, pero Bignone no fue procesado entonces. Y, de todas formas, aquellos jefes militares pasaron poco tiempo en la cárcel porque les salvaron las leyes de amnistía aprobadas durante el mandato del presidente Carlos Ménem.
Parecía que nadie iba a pagar por los crímenes de la dictadura, pero a finales de los años 90 se abrió la vía de los juicios por delitos de lesa humanidad, como el secuestro de niños. Bignone fue procesado y condenado en 1999 por ese motivo, y ahora se le ha añadido la condena por lo que sucedió en Campo de Mayo, un cuartel cercano a Buenos Aires que los militares convirtieron en un centro de torturas.