Internacional -

Blog de corresponsales

Té sin chaleco ni casco

Mikel Ayestarán nos cuenta desde Afganistán cómo es la tradicional shura, reunión semanal donde los afganos resuelven sus problemas y que desde hace seis meses cuenta con la presencia americana.

Whatsapp Facebook Twitter Telegram Email

Haji Agha espera a los americanos con el azúcar servido en vasos transparentes. Bien dulce, como los iraquíes, el anciano más respetado de Jalawar ofrece a los militares té verde y gominolas. En pastún y en farsi, este veterano de la yihad explica los problemas de la semana a unos americanos que, como muestra de confianza, se quitan los chalecos y los cascos. Sólo mantienen las botas puestas por si hubiera que salir corriendo.Es la reunión semanal, la tradicional shura con la que los afganos están acostumbrados a resolver sus problemas y que desde hace seis meses cuanta con la presencia americana en este valle. Salen nombres, informaciones sobre presencia talibán y, en mitad de la sesión, llega la noticia de que se ha colocado un nuevo IED al paso de una patrulla americana (el segundo desde que estoy aquí). Los detectores han hecho bien su trabajo y se ha podido desactivar llevando a cabo una explosión controlada que ha hecho temblar los cristales de la casa del anciano.Tras una hora de conversación y con un té que amenaza con corroer todos los empastes de las pobres bocas de los occidentales, llega la hora de volver a la base. Dos americanos, un periodista y doce soldados afganos forman una comitiva que recorre a pie los mil metros que separan la casa del anciano de la base. Un paseo en el que la auténtica escolta está formada por decenas de niños de la madrasa del pueblo –aquí aun no hay escuelas del gobierno- que están de fiesta por ser viernes.Telegrama desde ArghandabMi permiso del Departamento de Defensa está a punto de expirar y me buscan una salida. STOP. Yo no quiero evitar viajar por carretera hasta Kandahar. STOP. Hoy han llegado dos televisores de 42 pulgadas a la base. STOP. Los soldados afganos dicen que pasan calor y piden ventiladores. STOP. El GSM se corta a las 7 de la tarde para entorpecer las comunicaciones de los talibanes, que son quienes reinan en la noche.

Si te interesó esto, quizá te interesen estos otros temas