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Análisis

Obama cede ante los contrarios a la inmigración

Arizona ha aprobado una ley para controlar a los inmigrantes sin papeles que consiste en que la Policía podrá detener en la calle a cualquiera que le parezca un inmigrante ilegal.

Jesús Torquemada

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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se ha encontrado con un gran problema en el tema de la inmigración. No era uno de los temas principales de su Presidencia, pero va camino de serlo después de lo sucedido en Arizona.

Ese Estado ha aprobado una ley para controlar a los inmigrantes sin papeles que consiste en que la Policía podrá detener en la calle a cualquiera que le parezca un inmigrante ilegal. A cualquiera que tenga pinta de mexicano, en resumidas cuentas. Se trata, por tanto, de una ley que discrimina por el color de la piel.

Pero como además resulta que en Arizona, igual que sucede en Nuevo México y California, hay mucha gente de origen mexicano que vive allí desde antes de que se fundasen los Estados Unidos, eso puede crear problemas incluso a ciudadanos estadounidenses de toda la vida.

No contentos con eso, los republicanos quieren endurecer aún más las leyes migratorias. Por iniciativa del rival presidencial de Obama, John McCain, que es senador por Arizona, el Congreso va a debatir una propuesta para enviar 6.000 soldados de la Guardia Nacional a patrullar la frontera con México.

En la Casa Blanca eso lo ven como una afrenta a las prerrogativas del presidente, que es el único que tiene el mando de las Fuerzas Armadas y el que decide cómo se despliegan esas fuerzas. Para evitar ese debate, Obama ha aprobado el despliegue de 1.200 soldados, de forma temporal, según dicen sus asesores.

Con eso no contenta ni a unos ni a otros, y está visto que el tema migratorio va a ser uno de los centrales en la campaña para las elecciones legislativas de noviembre.

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