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Análisis

Obama agota sus últimos cartuchos económicos

Dentro de dos meses se celebran elecciones parlamentarias en Estados Unidos y los candidatos del Partido Demócrata pueden sufrir una derrota si no demuestran progresos en la economía.

Jesús Torquemada

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El gran problema del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, no es Irak, ni Irán, ni Afganistán, ni Palestina. Es el empleo. Si no consigue reanimar la economía, si no logra bajar la tasa de paro, no importarán los éxitos o los fracasos en política exterior.

La tasa de desempleo en Estados Unidos no es muy alta, un 9,6%, pero es demasiado elevada para un país acostumbrado a niveles de un 5%. Desde que tomó posesión de la Casa Blanca, hace ya más de año y medio, Obama no ha conseguido reducir el desempleo.

Dentro de dos meses se celebran elecciones parlamentarias en Estados Unidos y los candidatos del Partido Demócrata pueden sufrir una derrota si no demuestran progresos en la economía. Por eso, Obama anunció ayer un paquete de inversión pública por valor de 50.000 millones de dólares para construir carreteras, ferrocarriles y aeropuertos.

Esas obras públicas necesitan mucha mano de obra, por lo que su efecto sobre el empleo es inmediato. Obama pronunciará mañana otro discurso en Cleveland y se espera que anuncie nuevas medidas, entre las que podrían estar una reducción de impuestos a la clase media y a las empresas que inviertan en proyectos de investigación.

Con todo esto, Obama está quemando sus últimos cartuchos económicos. Poco más se puede hacer, en términos de economía clásica, para impulsar el crecimiento económico.

La economía de Estados Unidos ya ha salido de la recesión, pero está creciendo aún muy poco. Y si no hay crecimiento, no hay empleo. Por eso, las medidas de Obama buscan desesperadamente impulsar el crecimiento.

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