Internacional -
Análisis
El asunto de los gitanos en Francia es muy serio
Se ha conocido un documento del Ministerio del Interior en el que se instaba a los prefectos y a los mandos policiales a desmantelar campamentos ilegales, "prioritariamente los de los gitanos".
Jesús Torquemada
El asunto de los roms, los gitanos de origen rumano y búlgaro, se está convirtiendo en un problema muy serio para el presidente francés, Nicolas Sarkozy.
Desde finales de julio, alrededor de un millar de gitanos han sido expulsados de Francia a Rumania y Bulgaria. La explicación oficial ha sido que no se les echa por ser gitanos, sino por no tener en regla sus papeles y por vivir en campamentos ilegales. Eso ha causado malestar en la Unión Europea, por entender que esa medida del Gobierno francés va en contra de la libertad de circulación dentro de la Unión.
A eso París responde que una cosa es la libertad de circulación y otra la de establecimiento, y que no consta que los expulsados tengan recursos económicos propios que les permitan vivir en Francia sin trabajar. Pero si, además, la expulsión se hubiera hecho no por no tener papeles, sino precisamente por ser gitanos, ahí estaríamos ante un problema de derechos humanos y de discriminación de un grupo étnico.
Por eso es tan grave que ahora se haya conocido un documento del Ministerio del Interior en el que se instaba a los prefectos y a los mandos policiales a desmantelar campamentos ilegales, "prioritariamente los de los gitanos". Eso no constituye sólo un escándalo internacional, y de hecho el Parlamento Europeo y la ONU ya han condenado esta política francesa; es que además va contra la propia esencia republicana de Francia.
En Francia es el individuo, no la comunidad a la que pertenece, el centro de todo el sistema republicano, y cualquier intento del Estado de actuar en favor o en contra de una comunidad concreta provoca siempre mucho rechazo. Si a eso se añade que el diario Le Monde acusa al Gobierno de haber espiado a una de sus fuentes en el caso Betancourt, otro escándalo que afecta a Sarkozy, la imagen democrática del presidente está quedando muy manchada.