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Análisis

Gadafi reprime con todo lo que tiene

El tunecino Ben Ali y el egipcio Mubarak hicieron todo lo que pudieron para seguir en el poder, pero al final se marcharon. Gadafi morirá matando.

Jesús Torquemada

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Hay una diferencia fundamental entre lo que pasó en Egipto y lo que está pasando en Libia: la falta de información.

Mientras la revolución egipcia fue televisada en directo, en el caso de Libia nos tenemos que conformar con vídeos de mala calidad grabados con teléfonos móviles, el testimonio de algún libio que consigue llamar a la cadena Al Yazeera y las estimaciones de muertos que hacen grupos como Human Rights Watch. Con esos fragmentos, no se puede recomponer todo el rompecabezas, pero la impresión es que algo muy gordo está pasando en Libia.

El presidente Gadafi está reprimiendo la revuelta sin contemplaciones, a tiro limpio, y se puede hablar ya de una matanza. Gadafi está utilizando todos los recursos que tiene para mantenerse en el poder. Las fuerzas de seguridad están disparando con francotiradores contra los funerales de los que ya han muerto, aumentando el número de víctimas. Y si no vale con la Policía, Gadafi sacará a la calle a sus partidarios para linchar a los opositores.

Eso es lo que cabe entender del discurso de su hijo Said Al Islam, el elegido para sucederle, cuando amenaza con una guerra civil.

Gadafi siempre ha sido un dictador ridículo, y ni siquiera va a saber terminar con dignidad. El tunecino Ben Ali y el egipcio Mubarak hicieron todo lo que pudieron para seguir en el poder, pero al final se marcharon. Gadafi morirá matando.

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