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Análisis

Bashar El-Assad no tiene todo el control

El Gobierno sirio tiene varios frentes abiertos: la protesta popular se mantiene y, además, han comenzado a surgir divisiones entre la Policía y el Ejército.

Jesús Torquemada

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La situación se está complicando extraordinariamente en Siria. El Gobierno sigue sin autorizar la entrada de periodistas extranjeros y, por lo tanto, todas las informaciones que llegan hay que tomarlas con mucha prudencia. Sin embargo, todos los indicios apuntan a que la protesta popular se mantiene y a que, además, empiezan a surgir divisiones en la Policía y el Ejército.

Hace unos días, el Gobierno anunció que 120 soldados y policías habían muerto en Yisr Al-Shugur, junto a la frontera con Turquía, en un ataque efectuado por “terroristas fuertemente armados”. Un número tan elevado de muertos implicaría que hubo una batalla terrible y que los atacantes tenían que ser varios centenares; en otras palabras, que dentro de Siria estaría operando una guerrilla antigubernamental.

Eso no parece ser cierto, y es más probable otra versión: que esos policías y soldados fueron ejecutados por las propias fuerzas del régimen cuando se negaron a reprimir a los manifestantes que protestan contra el régimen de El-Assad.

Por otra parte, varias cadenas árabes han difundido el vídeo de un supuesto oficial sirio, el teniente Tlas, que anuncia su deserción porque no quiere participar en la represión y anima a otros soldados a hacer lo mismo. Todo esto junto dibuja un panorama en el que el presidente Bashar El-Assad no tiene la situación tan controlada como parecía.

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