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Desde Bruselas

Una de tribunales

Esta vez no ha habido ningún representante público: la sentencia sobre las minivacaciones fiscales y los créditos fiscales se ha leído en una sala prácticamente vacía.

Xabier Collados

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Esta vez no ha habido ningún representante público: la sentencia sobre las minivacaciones fiscales y los créditos fiscales - esas medidas ilegales que nos ayudaron a salir de la crisis de los 80 - se ha leído en una sala prácticamente vacía.

Era el último recurso a una sentencia que ya le había dado la razón a Bruselas, a la Comisión Europea, en 2006 y que condenaba a las diputaciones a recuperar esas ayudas que es en lo que no se ponen de acuerdo y para lo que técnicos de la diputación de Gipuzkoa viajaron a Bruselas hace unos meses.

Otra cosa fue la última vista antes del juicio, que coincidió con la campaña electoral y en la que se presentaron aquí en Luxemburgo los técnicos de las 3 diputaciones e incluso el Diputado de Hacienda de Bizkaia.

Habrá quien piense que hay que defenderse hasta el final y quien piense que fue un gasto inútil pero el caso es que el Tribunal les ha vuelto a quitar la razón a las diputaciones y que ahora les queda otro juicio porque Bruselas ha pedido una multa de las buenas que aumenta 26.000 euros al día y que puede llegar hasta los 40 o 50 millones, de aquí a que salga esa sentencia. A todo esto, en la misma retahíla de sentencias han leído una que condena a Mediaset, el conglomerado televisivo de Silvio Berlusconi. Aprovechando que gobernaba el país, Berlusconi hizo aprobar una ley en el parlamento que subvencionaba los descodificadores empleados por sus canales (televisión digital terrestre) y no los de la competencia, que emitía en digital por satélite.

En 2004, fueron 150 euros por cada descodificador comprado o alquilado y, al año siguiente, 70 euros. En total, cerca de 200 millones de subvención con las que Mediaset tomó distancia de Europa 7 y Sky Italia. El tribunal ya había fallado contra Meidaset y a favor de los demandantes, entre ellos la Comisión Europea. Hoy confirma la sentencia y rechaza el argumento de que "la subvención se dirigía a los espectadores y no a las empresas".

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