Internacional -
Análisis
Obama tiene el discurso de siempre sobre Palestina
Si de verdad se cree en la vía de las negociaciones, hay que estar dispuesto a presionar a Israel para que haga concesiones, y ni EE.UU. ni la mayoría de los europeos presionan nunca lo suficiente.
Jesús Torquemada
Barack Obama está atrapado en uno de los principios inmutables de la política exterior extadounidense: pase lo que pase, Estados Unidos siempre al lado de Israel. Y eso le lleva a caer en las mismas contradicciones en las que cayeron todos sus predecesores. Repite una y otra vez, en su discurso de El Cairo de 2009, en su discurso ante la ONU de 2010, que acepta que tiene que haber un Estado palestino. Pero, cuando se encuentra con una petición concreta para reconocer un Estado palestino, como la que va a formular mañana Mahmud Abbas ante el Consejo de Seguridad, dice que no es eso, que tiene que ser un Estado negociado entre israelíes y palestinos.
Pero ya más no se puede negociar. Los palestinos y los israelíes empezaron a negociar en 1991 y no ha habido forma de que, a través de esas negociaciones, Israel les devuelva a los palestinos territorios suficientes para construir un Estado viable. ¿Es que el propio Obama se ha olvidado de que hace solo un año, a principios de septiembre de 2010, él mismo relanzó a bombo y platillo el proceso de paz? Reunió a Netanyahu y a Abbas, se anunció que se iban a juntar cada quince días para negociar, y en octubre ya estaba otra vez todo congelado por lo de siempre: porque Israel, lejos de devolver territorios, lo que hace es seguir construyendo viviendas para judíos en Cisjordania.
Si de verdad se cree en la vía de las negociaciones, hay que estar dispuesto a presionar a Israel para que haga concesiones, y ni Estados Unidos ni la mayoría de los europeos presionan nunca lo suficiente a Israel.