Obama mete el dedo en el ojo europeo

Ya solo nos faltaba que también Barack Obama cayera en la demagogia. La crisis financiera que sacude al mundo se gestó en Estados Unidos y es Estados Unidos quien no ha sabido resolverla.

Ahora bien, no le falta razón cuando acusa a los dirigentes europeos de tardar demasiado en tomar las decisiones necesarias. Para arreglar la crisis de la deuda europea hay que adoptar decisiones muy importantes, todas a la vez y muy rápidamente. Habría que hacer, por lo menos, todo esto: que el Banco Central Europeo reduzca los tipos de interés y ponga aún más dinero barato a disposición de los bancos; que se amplíe el tamaño del Fondo de Rescate y que sirva para comprar deuda pública de los países en dificultades; y recapitalizar los bancos más expuestos a la deuda griega, irlandesa y portuguesa. Lo ideal sería además que se creasen los eurobonos, es decir, deuda pública respaldada por el conjunto de los 17 países de la Eurozona.

Pero todo esto choca con la oposición de Alemania y otros países del Norte de Europa. La mayoría de las medidas expuestas implican que, al final, los países del Norte van a poner dinero para rescatar a los del Sur. Si no se explica bien a los ciudadanos de los países más ricos del euro que también es beneficioso para ellos que la Eurozona sobreviva, lo normal es que digan que no quieren que su dinero se lo lleven los griegos. Y nadie se lo está explicando bien, unas veces por ideología y otras veces porque hay elecciones a la vista.