Internacional -
Análisis
Angela Merkel y el broker de Londres
La globalización financiera ha convertido el mundo en una economía de casino en la que lo que se hace no es invertir, sino apostar.
Jesús Torquemada
Esta película ya la hemos visto antes, y más de una vez. Se nos anuncia que Grecia está a punto de caer en la suspensión de pagos. Grecia pide ayuda a sus socios europeos y al Fondo Monetario Internacional. Estos le dicen que sí, pero que antes debe recortar aún más el gasto social y debe poner más impuestos. Los griegos se enfadan y salen a la calle a protestar. La deuda pública de otros países europeos se hace más cara. Las bolsas europeas se hunden por el miedo al contagio de la crisis griega.
La canciller alemana dice un día una cosa y al día siguiente otra. Al final, ya al borde del abismo, le dan a Grecia el dinero para seguir tirando un par de meses. Las bolsas experimentan un rebote hacia arriba y la prima de riesgo de los países periféricos desciende. Y así hasta que Grecia advierte que ya no le queda ni para pagar a sus funcionarios y pide que le entreguen otra parte del dinero prometido. Y vuelve a empezar el mismo carrusel.
Ayer, otra vez, el primer ministro griego Papandreu repitió ante los empresarios alemanes que Grecia es un país serio que pagará lo que debe, y ayer otra vez Merkel dijo que se hará lo que sea para salvar al euro. Hasta la próxima recaída. Los gobernantes europeos no acaban de solucionar el problema de fondo y seguimos estando al borde del abismo.
Luego nos extrañarán las declaraciones del broker ése de Londres que dice que el mundo está gobernado por los bancos especuladores tipo Goldman Sachs, no por los gobiernos. Exagera un poco, pero tiene razón en una cosa: la globalización financiera ha convertido el mundo en una economía de casino en la que lo que se hace no es invertir, sino apostar.