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Análisis
Yemen, cuarta ficha de la 'primavera árabe'
Es el cuarto de los dictadores árabes que cae desde que en enero estalló la llamada primavera árabe.
Dicen que a la tercera va la vencida. Esta vez ha sido a la cuarta. Tres veces había dicho el presidente de Yemen, Alí Abdulá Saleh, que se marchaba, y las tres se negó a firmar el documento de dimisión a última hora. Esta vez sí lo ha hecho.
Es el cuarto de los dictadores árabes que cae desde que en enero estalló la llamada primavera árabe. Primero el tunecino Ben Alí, que recibió asilo en Arabia Saudí. Luego el egipcio Mubarak, que está siendo procesado en Egipto. Después el libio Gadafi, asesinado por sus enemigos. Y ahora cae Saleh después de defenderse como gato panza arriba.
Saleh se ha mantenido en el poder 33 años y pretendía seguir en el cargo aún más tiempo y luego dejárselo a uno de sus hijos. Sin embargo, la rebelión popular se lo ha impedido.
Yemen es uno de los primeros países árabes a los que se contagió la "revolución del jazmín" tunecina. Han sido diez meses de manifestaciones, represión y un atentado contra Saleh en el que estuvo a punto de perder la vida. El país está al borde de la guerra civil, porque el Ejército se ha dividido entre los partidarios y los contrarios de Saleh y ha llegado a haber combates entre ambas facciones.
La solución pactada es que de momento asume el poder el vicepresidente Hadi, hasta ahora fiel a Saleh, los militares se retiran a los cuarteles y en febrero se celebran elecciones presidenciales. Pero no va a ser fácil cerrar las cicatrices dejadas por el largo mandato de Saleh. Para empezar, muchos de los que han luchado para echarlo no aceptan la parte del acuerdo que incluye inmunidad para el ya exdictador, que no podrá ser perseguido y que se va a marchar a Estados Unidos para seguir el tratamiento de las heridas que sufrió en el atentado de junio.