Internacional -
Análisis
Nada cambiará por ahora en Corea del Norte
Kim Jong-Un fue designado sucesor hace poco más de un año, así que no ha tenido mucho tiempo para prepararse. Se va a poner al frente de un país aislado, encerrado en sí mismo.
Jesús Torquemada
Como si se tratase de una monarquía, en la república comunista de Corea del Norte está establecido que el hijo sucede al padre. Así que Kim Jong-Un sucederá en el cargo de máximo dirigente a su fallecido padre Kim Jong-Il, igual que éste sucedió a Kim Il-Sung, el fundador de esta república hereditaria.
Kim Jong-Un fue designado sucesor hace poco más de un año, así que no ha tenido mucho tiempo para prepararse. Se va a poner al frente de un país aislado, encerrado en sí mismo, donde la población no sabe nada de lo que pasa en el mundo ni tampoco mucho de lo que pasa en su propio país.
Tendrá que ir afianzándose poco a poco en el cargo, empezando por ganarse el respeto de los militares, que no se fían mucho de un chaval de 28 años que no tiene ninguna experiencia castrense, aunque su padre le nombró teniente general. Eso le llevará a mantener una postura de firmeza ante Corea del Sur, lo mismo que hizo su padre, que hace un año ordenó bombardear una isla surcoreana.
Oficialmente, la política de Corea del Norte seguirá siendo la misma: proponer la unificación de las dos Coreas. Sin embargo, la dinastía Kim sabe que una unión sería en realidad una absorción de Corea del Norte, uno de los países más pobres del mundo, por Corea del Sur, uno de los más ricos.
Por tanto, Kim Jong-Un intentará mantener en pie el único régimen estalinista que queda en el mundo. Pero ya no son los tiempos de su padre, ni mucho menos los de su abuelo, y tarde o temprano tendrá que plantearse una reforma, siguiendo el modelo de China o de Cuba. En ambos países siguen mandando los partidos comunistas, con una gran transformación económica en el caso chino y unos tímidos cambios económicos en el caso cubano.