Internacional -
Hundimiento en Italia
La misteriosa mujer rubia que cenaba con el capitán del 'Concordia'
La joven no figuraba en las listas de pasajeros ni de tripulantes, pero cenaba con el 'capitán cobarde' en el momento del hundimiento.
Redacción
Se buscaba a una bella mujer, de unos 25 años, moldava, que estaba sentada en la sala adyacente al puente del mando del crucero "Costa Concordia" y que seguía a través de los cristales de la ventana las maniobras del capitán Francesco Schettino.
Es rubia y se llama Dominika Cermortan, y su misterio ha dejado de serlo cuando ha aparecido hoy en la televisión moldava Journal TV, donde ha asegurado que era miembro de la tripulación y por lo tanto, podía estar con otros oficiales.
La joven ha reconocido que cenaba con el capitán a las 21:45 horas locales, en el momento de la colisión contra las formaciones rocosas, que abrieron el casco a lo largo de 70 metros por lo que el buque comenzó a embarcar agua.
Y ha defendido la operación de Schettino que "ha salvado millares de personas. Creo que ha desarrollado un trabajo extraordinario, toda la tripulación es solidaria con él y piensa que ha salvado a más de 3.000 personas", según han retransmitido los medios italianos.
Dominika logró alcanzar una barca de salvamento y, según dijo, ayudó a otras personas. "Me felicito por haber salvado gente", refirió a los medios moldavos.
La Fiscalía de Grosseto, que ha abierto la investigación sobre el naufragio, necesita interrogar a la joven moldava para recomponer las secuencias de lo sucedido en el puente de mando la noche del 13 al 14 de enero cuando se produjo el naufragio.
Además quiere saber en calidad de qué viajaba en el crucero, ya que no aparece ni en las listas de pasajeros ni en las de la tripulación.
Mientras tanto, el "capitán cobarde", como se le llama en los medios, llegó ayer a su pueblo, Meta di Sorrento (Campania), escoltado por los carabineros, donde fue recibido en loor de multitudes porque es considerado un héroe.
El capitán Schettino abandonó el barco a su suerte una hora después de que el se produjera el siniestro y al llegar a tierra firme lo primero que hizo fue llamar a su madre, para contemplar después cómo se hundía la nave desde una roca de la isla de Giglio.
La jueza de Grosetto, Valeria Montesarchio, ha decidido su arresto domiciliario en contra de la opinión del fiscal jefe de esalocalidad italiana, Francesco Verusio, quien pidió prisión cautelarpara el controvertido marino.