Internacional -

Análisis

Fútbol y política en Egipto

Justo un año después de la revolución que derribó a Hosni Mubarak, el país está otra vez a punto de estallar. Varias de las circunstancias que lo rodean le dan un matiz político.

Jesús Torquemada, analista internacional. Foto: EITB
Jesús Torquemada, analista internacional.
Jesús Torquemada, analista internacional. Foto: EITB

Jesús Torquemada

Whatsapp Facebook Twitter Telegram Email

Los graves disturbios del campo de fútbol de Port Said se han acabado convirtiendo en una gran crisis política en Egipto.

Justo un año después de la revolución que derribó a Hosni Mubarak, el país está otra vez a punto de estallar. No se trata de un simple suceso; varias de las circunstancias que lo rodean le dan un matiz político.

La oposición, tanto la religiosa como la laica, coinciden en acusar a la Junta militar. Dicen que los militares han provocado estos disturbios, o al menos han dejado que se descontrolaran, para que dé la impresión de que Egipto se hunde en el caos y que es necesario que ellos sigan gobernando. El mariscal Tantaui, el actual hombre fuerte de Egipto, también habla de una misteriosa conspiración, pero parece indicar que se trata de una conspiración exterior.

Sin embargo, no hay que buscar excusas fuera, el asunto es más sencillo. Los hinchas radicales de los equipos de fútbol egipcios siempre han tenido enfrentamientos con los policías. La pelea que mantenían los ultras del fútbol y los policías se trasladó el año pasado a las barricadas revolucionarias. La Policía se desprestigió mucho porque se excedió en su represión durante los primeros días de la revolución, por eso acabó interviniendo el Ejército.

Y, desde entonces, los policías pasan de todo, así que es creíble que cuando empezó la bronca de Port Said no hubiera policías suficientes y que los que había se dedicasen a protegerse a sí mismos más que a solucionar la batalla campal.

Así, la situación es muy envenenada. La gente cree que los policías no protegen el orden y que a los militares les conviene el desorden, y el resultado es que cada vez son más los que piden que caiga la Junta militar y se acelere la transición.

Si te interesó esto, quizá te interesen estos otros temas