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Christian Wulff, el presidente 'modelo' de la prensa rosa

El cargo presidencial no estaba en los planes de un político que se ganó el apodo de "joven salvaje" en tiempos de Kohl y cuyo nombre se identificó en el pasado como rival interno de Merkel.

Wulff junto a la canciller Angela Merkel. Foto: Efe.
Wulff junto a la canciller Angela Merkel.
Wulff junto a la canciller Angela Merkel. Foto: Efe.

Redacción

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Hijo de un hogar fracturado por el abandono del padre y la enfermedad incapacitante –una esclerosis múltiple- de la madre, y tras completar la secundaria en el Ernst Moritz Arndt Gymnasium de su Osnabrück natal, Christian Wullf cursó la carrera de Derecho en la Universidad de la ciudad a orillas del Hase. Una vez superados los dos exámenes jurídicos del estado, en 1987 y 1990, comenzó la práctica de la abogacía.

Con 16 años ingresó en la militancia de la Unión Cristiano Demócrata (CDU), partido conservador que entonces, bajo el liderazgo del renano Helmut Kohl.

De perfil estrictamente político, el ministro-presidente del land de Baja-Sajonia y vicepresidente de la CDU, fue proclamado el 30 de junio de 2010 por la Asamblea Federal presidente de la República Federal de Alemania para sustituir al dimitido Horst Köhler.

La elección de Christian Wulff, que necesitó tres votaciones para imponerse a su contrincante propuesto por socialdemócratas y verdes pese a la mayoría absoluta del centro-derecha, llegó en un momento de gran debilidad de la canciller Angela Merkel y su número dos en el Gobierno de coalición salido de las elecciones de 2009, el liberal Guido Westerwelle.

El cargo presidencial no estaba en los planes de un político que se ganó el apodo de "joven salvaje" en tiempos de Kohl en la Cancillería y cuyo nombre se identificó en el pasado como rival interno de Merkel, al que el ejercicio del poder ha domesticado.

Dudas sobre su persona

Aunque a priori contaba con una mayoría suficiente y sobrada de votos para imponerse en la primera votación, el candidato elegido por la coalición que dirige la canciller federal, Angela Merkel, no obtuvo hasta el último escrutinio los votos que le convertían en el nuevo máximo mandatario germano.

Desde entonces, a Wulff, hombre con reputación de estratega mucho más duro de lo que su eterna sonrisa y suaves maneras hacen pensar, ha tenido que lidiar con la dudas de sus propias filas sobre si es la persona adecuada para el primer cargo representativo del país.

Prensa rosa y corrupción

Desde que se divorciara de su primera esposa, Wulff y su actual mujer, más el bebé, son presencia habitual de la prensa del corazón alemana y las tertulias televisivas, como exponente de familia alemana moderna.

La creciente polémica por presuntos casos de amiguismo contra Wulff estalló el pasado 13 de diciembre, cuando el popular diario Bild publicó que en sus tiempos de primer ministro regional había aceptado un crédito privado con unas condiciones muy ventajosas de empresarios amigos por medio millón de euros, con el que adquirió una casa unifamiliar.

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