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Análisis

La tensión interna aumenta en Libia

El último motivo de tensión ha sido la pretensión de la región de Bengasi de ser autónoma y quedarse con los ingresos del petróleo.

Jesús Torquemada, analista internacional. Foto: EITB
Jesús Torquemada, analista internacional. Foto: EITB
Jesús Torquemada, analista internacional. Foto: EITB

Jesús Torquemada

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A la Libia de después de Gadafi le está costando encontrar la estabilidad interna. Aunque en teoría el país está gobernado por el Consejo Nacional de Transición, con sede en Trípoli, la capital, en la práctica muchas ciudades están fuera del control de ese gobierno provisional.

En lugares como Misrata o Zintan, mandan las milicias que llevaron el peso de la lucha contra Gadafi. Y se acumulan las denuncias de que esas milicias están violando los derechos humanos, maltratando a los prisioneros y matando a los gadafistas.

El último motivo de tensión ha sido la pretensión de la región de Bengasi de ser autónoma y quedarse con los ingresos del petróleo.

Esa región, llamada Barqa, aunque en Europa la conocemos como Cirenaica, siempre se ha considerado diferente de la parte occidental de Libia, donde está Trípoli.

Cuando los italianos colonizaron Libia, establecieron dos zonas de administración colonial, la Cirenaica y la Tripolitania. Las diferencias administrativas se mantuvieron en la época del rey Idris. Al rey lo derrocó Gadafi, que impuso una administración unitaria en toda Libia.

Ahora los de Bengasi piden autonomía para poder gestionar los ingresos del petróleo que se extrae allí, más o menos el 70% de todo el que se produce en Libia.

La respuesta del presidente del Consejo Nacional de Transición, Mustafá Abduljalil, ha sido contundente: que Libia será una unidad indivisible aunque para ello tenga que recurrir a la fuerza. Y solo han pasado cuatro meses desde el derrocamiento y muerte de Gadafi.

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