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Tras el paso de 'Sandy'

Un bilbaíno en la gran manzana: 'Nueva York está paralizada'

Eder Montero, bilbaíno afincado hace años en Nueva York, describe la vida en la ciudad tras el paso del huracán ‘Sandy’.

El huracán 'Sandy' ha azatado a los newyorquinos. EFE
'Sandy' Nueva York | Crónica del huracán 'Sandy'
El caos y la desolación se adueñan de EE.UU. tras el paso de Sandy

01:29

Redacción

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Eder Montero, bilbaíno afincado hace años en Nueva York, domiciliado en el bajo Manhattan, ha transmitido a EITB de primera mano la difícil situación que atraviesan la ciudad y los habitantes, tras el paso del huracán ‘Sandy.

Eder es propietario de tres restaurantes, entre ellos Txikito, de cocina vasca, y está aislado en su casa junto a su mujer y sus dos hijos pequeños esperando a que los devastadores efectos de 'Sandy' le den la oportunidad de salir de la incertidumbre y de la inactividad. Nos ha contado de la siguiente manera sus vivencias y pensamientos acerca de los últimos días en la gran manzana:

''Son las 20:00 de la noche: el silencio es sobrecogedor y la oscuridad es total en una ciudad que según la leyenda nunca duerme. Somos millones de personas sin saber qué hacer, somos millones a los que nunca antes se nos había presentado la obligación de no hacer nada (a no ser que fueran esas merecidas vacaciones en el Caribe).

Somos una ciudad programada para producir y consumir a lo bestia. Cuando no estás trabajando estás consumiendo lo ganado, bien saliendo a cenar, al cine, al teatro o lo que sea, pero siempre en movimiento. Y ahora, si no tuviste tiempo, o la lucidez, de comprarte una linterna, una radio a pilas -muchas pilas- y algo de agua, estás jodido.

La ciudad está completamente paralizada, no hay electricidad por debajo de la Cuarenta, y todo el transporte público, que en esta ciudad es crucial, no funciona. Esta mañana me he dado una vuelta con el coche (hasta Txikito) y no había ni una sola tienda abierta, los semáforos estaban todos apagados y sólo se veían algunos turistas documentando los hechos.

De momento la gente está tranquila, aunque lleven encerrados en sus casas sin transporte de ningún tipo desde el domingo a la tarde. Los hay que no tienen ni agua, debido a que las bombas de agua de sus edificios son eléctricas; los hay con sótanos inundados. Nosotros acabamos de vaciar la nevera por completo, y sólo nos queda lo que está congelado.

Espero que la situación mañana mejore, porque la paciencia no es una de las virtudes de los neoyorkinos, y las cosas pueden empeorar rápidamente. En ocasiones como ésta te das cuenta de lo vulnerables en que nos hemos convertido, con las llamadas comodidades y progreso; y lo mucho que dependemos de la electricidad (¡POWER en inglés!)".

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