Política -
'Egiari zor'
Julen Madariaga hace memoria de su militancia y disidencia de ETA
Uno de los fundadores de ETA ha sentido la necesidad de reunir "antes de morir" sus memorias de militante histórico en la organización, y también las de su disidencia.
Redacción
Julen Madariaga, uno de los fundadores de ETA, ha sentido la necesidad de reunir "antes de morir", sus memorias de militante histórico en la organización, y también las de su disidencia, que culminó con su alejamiento definitivo de los postulados de la banda.
Madariaga (Bilbao, 1932) ha presentado este viernes en Donostia-San Sebastián su libro "Egiari zor" ("En deuda con la verdad"), una autobiografía que parte de sus orígenes vitales para detenerse en los avatares que rodearon a la creación de ETA y su desarrollo.
También se extiende en su antigua trayectoria como disidente, que arranca en los primeros años 80 y culmina con la fundación de Aralar, la escisión de la izquierda abertzale en cuya creación participó.
"Necesitaba hacerlo antes de morir", ha confesado Madariaga, quien ha destacado que algunos de los que fundaron ETA con él, como José María Benito del Valle, habían fallecido sin dejar escrito su relato de aquellos acontecimientos, lo que a él le producía "un gran pesar".
Madariaga, que ha sido "testigo de muchas cosas", ha explicado que en su relato ha intentado -"no sé si logrado"- incluir a todas las sensibilidades que actuaban y chocaban en el seno de ETA y la izquierda abertzale desde su creación y ha tratado de diferenciar a la "organización" de sus "militantes", entre quienes "había de todo".
El libro, editado por Erein en euskera, incluye, además del relato de hechos pasados, una serie de documentos recopilados por Madariaga, como un acta en el que describe los malos tratos a los que fue sometido tras ser arrestado en 1961 o varias cartas dirigidas a la dirección de ETA en la década de los 80 en las que expresaba críticas a su línea de actuación.
Asimismo, incluye una misiva de respuesta remitida por la cúpula de la organización terrorista en 1994, así como otros documentos gráficos y fotografías.
Ha recordado que adoptó la "buena costumbre" de poner sus objeciones a la estrategia de ETA "por escrito" y hacerlas llegar a la dirección, tras lo que ha recordado que en 1986 fue llamado a una reunión con los máximos dirigentes de ETA en el sur de Francia, donde tuvo ocasión de exponer sus críticas directamente a Txomin Iturbe, Juan José Aranburu y Jose Antonio Urrutikoetxea "Josu Ternera", un encuentro que detalla profusamente en el libro.
El volumen recoge algunas reflexiones sobre el momento político actual, en el que defiende que ETA entregue sus armas a alguna institución vasca, al tiempo que lamenta la oportunidad que la organización perdió en 1998, con la firma del Pacto de Lizarra, para haber dejado su arsenal en manos de las fuerzas nacionalistas que firmaron aquel acuerdo y haber cedido así a los políticos el protagonismo en la reivindicación de la independencia.
En el último capítulo, titulado "No lo veré", Madariaga asume que no vivirá la independencia del País Vasco, por la que ha trabajado toda su vida, aunque se muestra confiado que sí llegará a las generaciones venideras.