Política -
Postales desde Barcelona
Ara es l´hora... de la prudencia
El periodista de ETB Juan Carlos Etxeberria nos enviará desde Barcelona 'postales' sobre el proceso que se celebra el domingo en Cataluña.
Juan Carlos Etxeberria | ETB
“Sean cuidadosos cuando redacten”. El comentario lo deslizó Joan Rigoll, cabeza visible del Pacto Nacional por el Derecho a Decidir, en la rueda de prensa en la que finalmente supimos cómo y quién colocará mañana las urnas en las 6.695 mesas repartidas por Catalunya.
Rigoll explicó que todas las fuerzas que apoyaban el 9N habían dado por buena la formula de que la Generalitat ponga los medios y los voluntarios lo ejecuten. El Govern te deja las llaves del edificio, pero lo abres tú. El Govern encarga las papeletas y las urnas (y las paga) pero las colocas tú. El Govern te apoya política, legal y mediáticamente, pero el que ejecuta la consulta, eres tú. Bueno, vosotros. Hay 40.930 voluntarios inscritos.
El comentario de Rigoll no sonó amenazante. Era más bien la constatación de que –llegados a este punto- todo el mundo va a hilar fino. Desde ayer al mediodía esa es la sensación que flota en el ambiente cuando uno habla con partidos, instituciones y hasta militantes del la ANC. Al lema “Ara es l’hora” bien podrían añadirle la coletilla “…la hora de ser prudentes”. Me lo decía un alto funcionario de la Generalitat: “No queremos hacer nada que dé motivos al Madrid para tensar la cuerda. Ya habrá quien intente tensarla desde allí”.
Ese espíritu de contención en las horas previas al 9N planeó sobre el acto de fin de campaña de la Asamblea Nacional Catalana y Omnium Cultural, las dos organizaciones impulsoras de este proceso y abiertamente partidarias no ya de la consulta sino de la independencia. No hubo –a diferencia de anteriores actos- llamamiento a Artur Mas para que convocase elecciones ni arengas encendidas ante las más de 30.000 personas que llenaban la explanada frente a la fuente de Montjuic. Fueron (insisto en la expresión de Rigoll) muy cuidadosos. Ambiente festivo, imagen de pluralidad y mensaje intachablemente democrático: que todos –los que votarán SI y los que votarán NO- participen en la jornada de mañana.
Y en esas estamos. De compás de espera y con un sorprendente sosiego ahora que todo el mundo ha decidido aceptar “pulpo” como animal de compañía. Porque, oigan ustedes, salvo cataclismo o sorpresa muy gorda, este “referéndum/consulta/proceso de participación ciudadana/ejercicio de libertad de expresión/llámenlo X” se va a celebrar mañana. Con urnas, votos y colegios electorales. Y con líderes políticos rodeados de cámaras. Y va a haber 600 periodistas acreditados y televisiones de todo el mundo siguiendo la jugada. Y vamos a asistir a una puesta en escena perfectamente homologable a un referéndum legal. Por supuesto que no lo es.
No hay censo, no hay garantías legales estrictas y el resultado no tiene validez jurídica. Pero sí a nivel de imagen. Y eso, hoy día, cuenta mucho. El ambiente, la estrategia de comunicación, el diseño de la jornada y el despliegue mediático es el de una noche electoral. Ya lo verán. Les recomiendo que lo hagan en ETB.