Los trámites para el traslado de Ibon Iparragirre comienzan hoy

Etxerat informó este viernes que el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional ha ordenado trasladar al preso Ibon Iparragirre al centro Aita Menni de Arrasate.

El preso ondarrutarra había solicitado en varias ocasiones su excarcelación por motivos de salud (padece sida en fase terminal y problemas neurológicos), el Juzgado ha resuelto finalmente que sea ingresado en el centro Aita Menni, que desde 2012 cuenta con la Unidad de Psiquiatría legal. Esta unidad está concebida para albergar a enfermos mentales con causas penales y está dotado con mayores medidas de seguridad que las de un centro sanitario ordinario.

ETB ha hablado con la familia Iparragirre, que ha explicado que los trámites para el traslados comenzarán posiblemente este martes, y han manifestado que no están de acuerdo con la decisión del juez ya que aunque Iparragirre vaya a ser llevado a un hospital va a seguir preso, y en segundo grado, además.

La familia ha añadido que podrían interponer un recurso, pero eso retrasaría aún más el traslado de Iparragirre al hospital y su estado es ya terminal.

Decisión cruel

Etxerat ha considerado "insuficiente y cruel" la decisión del Juzgado, ya que "no se garantiza su derecho a la salud y a una asistencia médica digna".

En ese sentido recuerda que la legislación penitenciaria dispone de suficientes medios para aplicar medidas de control como la pulsera telemática o la presentación periódica en los juzgados.

Esta asociación ha calificado de "límite" la situación del preso, quien a su juicio "debe estar junto a los suyos y recibir tratamiento dignamente en su casa".

"La última analítica de mediados de setiembre de 2017 revela que tan sólo cuenta con 20 defensas, cuando una persona adulta sana cuenta con entre 723 y 1.124 defensas. Iparragirre padece sida en su fase C3, la fase terminal de la enfermedad", ha advertido Etxerat.

Iparragarrie lleva conviviendo con el sida 20 años, pero su estado empeoró tras su ingreso en prisión y se encuentra entre la vida y la muerte.

El ondarrutarra fue condenado a 300 años de prisión por un atentado contra la base de la Ertzaintza de la localidad.