Política -

Análisis

Cataluña y el juego de los espejos

Las elecciones catalanas dejan un ganador nato, Artur Más, y un claro perdedor: Montilla. Pero Zapatero y Rajoy se miran en el espejo catalán, al igual que López y Urkullu.

Iñigo Herce

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El huracán Artur Más ha arrasado Cataluña y deja detrás un escenario con múltiples víctimas y numerosos daños que llegan incluso más allá de sus fronteras. El primer afectado es, sin duda, el tripartito que ha dirigido los designios del país durante las dos últimas legislaturas. Las tres fuerzas que lo han integrado han sufrido un descenso en número de votos y escaños, un castigo a una legislatura donde la ciudadanía ha percibido como una fórmula de conveniencia para gobernar, pero que, a tenor de los resultados, no ha transmitido su vocación de liderazgo e integración para el futuro. El experimento de aunar catalanismo con izquierda ha fracasado tras su segundo intento, y saca abruptamente a Josep Montilla del teatro político catalán.

Artur Mas será president a la tercera. Su apuesta por una oposición al tripartito sin ningún tipo de concesión ni en Cataluña ni en Madrid le ha reportado frutos, y la sociedad ha devuelto a Convergencia i Unió a la posición de fuerza hegemónica que ostentó durante el pujolismo. Queda por ver qué gestión hace el nacionalismo catalán de esta victoria después de los recortes que el Tribunal Constitucional aplicó al Estatut. Nada en Cataluña va a ser igual, y la gestión de las identidades y los sentimientos de pertenencia a un colectivo con un fuerte componente identitario tendrá que ser atemperada por la advertencia de una ciudadanía desapegada de los políticos, que ha votado en un escaso 57%.

Pero el resultado catalán es un serio aviso para Rodríguez Zapatero. Su victoria en 2008 se cimentó en los excelentes resultados en dos feudos: Euskadi y Cataluña. El fuerte descenso de los socialistas en Cataluña no presagia nada bueno para el PSOE, que tendrá que afrontar dentro de seis meses unas elecciones municipales con olor a generales. Mariano Rajoy también toma nota: el PP ha dado un salto cualitativo en Cataluña, lo que, unido al descalabro del socialismo, ofrece un horizonte más que alentador para las aspiraciones presidenciales del político gallego. La necesidad que tendrá Artur Más de contar con apoyos puntuales para gobernar podría abrir un interesante punto de conexión entre el PP y CIU a la hora de ofrecerse apoyos recíprocos en Madrid y Barcelona.

Cataluña no es Euskadi, ni Euskadi es Cataluña. Pero a buen seguro, Patxi López se mirará en el espejo de Montilla, Iñigo Urkullu querrá hacer lo propio en el de Artur Más, Basagoiti sacará sus conclusiones de la subida de Alicia Sánchez Camacho, mientras Aralar, EA y la Izquierda Abertzale sacarán conclusiones en el reparto de fuerzas entre el independentismo tradicional de Esquerra y la relevante irrupción de la Solidaritat de Joan Laporta.

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