Política -
Ataque en la Transición
Una carta póstuma relaciona al rey emérito Juan Carlos I con la trama de 'Montejurra 76'
La misiva es el testimonio de José Miguel Ruiz de Gordoa, hijo del gobernador civil de Navarra en aquel momento. En la misiva, cuenta que fue testigo de cómo llamaron por teléfono al Borbón, desde la Delegación del Gobierno español quienes contrataban hoteles para los fascistas en Estella.
EITB Media
Euskaraz irakurri: Gutun batek Juan Carlos I.a errege emeritua 1976an Montejurran izandako erasoarekin lotu du
Una carta póstuma, conocida en las últimas horas, ha relacionado al rey emérito Juan Carlos I con 'Montejurra 76'.
La carta es el testimonio de José Miguel Ruiz de Gordoa, hijo del gobernador civil de Navarra en aquel momento. En la misiva, cuenta que fue testigo de cómo llamaron por teléfono al Borbón, desde la Delegación del Gobierno español quienes contrataban hoteles para los fascistas en Estella.
En 2023, el Partido Carlista ya apuntó al Estado español y al rey emérito como responsables de lo ocurrido. La versión oficial señalaba que había sido una pelea entre las dos alas del carlismo, pero nuevos documentos acreditaron que tanto el rey Juan Carlos como Manuel Fraga Iribarne tuvieron un papel importante en el plan urdido para acabar con la orientación progresista del Partido Carlista.
La extrema derecha asesino a dos personas e hirió a otras 30 el 9 de mayo del 1976 en Montejurra.
El ataque tuvo lugar en los inicios de la transición española, durante los actos políticos que tradicionalmente acompañaban el viacrucis anual que desde 1939 los carlistas llevaban a cabo en el monte navarro, en memoria de los requetés muertos en la guerra civil.
En dicha operación, conocida como Operación Reconquista, en la que tomaron parte también mercenarios neofascistas italianos y argentinos, abrieron fuego contra los participantes en la romería, matando a Ricardo García Pellejero y Aniano Jiménez Santos.
Los responsables de dichas muertes fueron identificados, pero gracias a la Ley de Amnistía de 1977, quedaron en libertad ese mismo año. En 2003 la justicia española reconoció a los dos asesinados la condición de "víctimas del terrorismo".