Proceso de paz -
Fundación Sabino Arana
Atutxa pide a ETA su disolución
Además, ha reclamado al Estado que "deconstruya el régimen de excepcionalidad creado al amparo de la lucha" contra la banda armada.
Redacción
El presidente de la Fundación Sabino Arana, expresidente del Parlamento Vasco y exconsejero de Interior, Juan María Atutxa, ha pedido a ETA que dé "el paso más difícil, más audaz y valiente", y proceda a su disolución. Además, ha reclamado al Estado que "deconstruya el régimen de excepcionalidad creado al amparo de la lucha" contra la banda armada.
Atutxa ha realizado estas exigencias durante su intervención en la apertura de la tercera edición de los seminarios "El derecho penal ante el final de ETA", organizados en Bilbao por la Fundación Sabino Arana, que ha congregado a jueces, fiscales, abogados penalistas, políticos y académicos.
En su discurso, ha recordado que "han pasado dos años, siete meses y veintitrés días desde aquel histórico 20 de octubre de 2011", en el que ETA anunció que abandonaba su actividad. "Todos nos sentimos libres", ha asegurado.
Tras señalar que fue "un día para la memoria y el recuerdo", ha apuntado que no se trataba "de olvidar y pasar página", sino que, a su juicio, hay que tener "memoria y recuerdo sentido hacia quienes quedaron en el camino, para quienes fueron víctimas de la sinrazón de la violencia en forma de atentado, secuestro, extorsión, amenaza o coacción".
También ha considerado que hay que preservar "la memoria y el recuerdo" para "aquellas víctimas de las violaciones de derechos propiciadas por una mal entendida política antiterrorista".
Juan María Atutxa ha destacado que el 20 de octubre 2011 fue, asimismo, "un día de esperanza" y para reafirmarse en el compromiso de "nunca más" --en alusión a que se evite que se reproduzca un escenario de violencia--, y para comenzar a construir "una nueva Euskadi sin violencia, en paz y en libertad".
Autocrítica
Además, ha destacado que los dos años y medio largos transcurridos desde el fin de la actividad armada de ETA son "muy pocos" si se compara "con el más de medio siglo de violencia" de la banda armada, y por lo tanto, "quizá todavía pocos para restañar las heridas más profundas, para hacer autocrítica, no sólo políticamente correcta, sino comprometida y sincera", así como para "reconocer, aceptar y respetar al otro con todas sus consecuencias".
En este contexto, ha afirmado que existe "una sensación agridulce" porque, por una parte, "se ha avanzado" con iniciativas "bienintencionadas y positivas", pero, por otra, de que existen "algunos escollos que parecen, a día de hoy, insalvables". "El proceso no alcanza la velocidad de crucero deseada", ha apuntado.