Sociedad -

Incendios en Pasaia

Una anciana fue desalojada de los dos incendios de Trintxerpe

Primero fue desalojada de su propia vivienda, del portal 31 de Euskadi Etorbidea, y horas después de casa de su hija, por el devastador incendio de los portales 5 y 7.

El incendio de los números 5 y 7 de Euskadi Etorbidea de Pasaia. EiTB
El incendio de los números 5 y 7 de Euskadi Etorbidea de Pasaia. EiTB
El incendio de los números 5 y 7 de Euskadi Etorbidea de Pasaia. EiTB

Redacción

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Carmen, una mujer de 84 años, vecina de Pasaia (Gipuzkoa) no olvidará nunca la pasada Nochevieja en la que los dos incendios registrados en el distrito de Trintxerpe le obligaron a desalojar por la mañana su propia vivienda y por la noche la casa de su hija en la que se encontraba acogida.

"Tuve que salir corriendo y deprisa de mi casa, dejando todo. Fui a donde mi hija, creyendo que allí estaba segura, y resulta que cuando terminamos de cenar y estábamos tomando las uvas nos llamaron para que saliéramos corriendo, a todo meter", recuerda Carmen, en declaraciones a la agencia EFE, aún visiblemente afectada por ambos incendios.

"Antes de salir, abrimos una ventana de una habitación que da a los portales 5 y 7 -los más afectados por el incendio- y vimos un globo de fuego. Fue horroroso", rememora la anciana, quien sobre las 13:00 horas del 31 de diciembre había sido una de las personas desalojadas del portal 31 de la calle Euskadi Etorbidea por un incendio registrado en el quinto piso.

Carmen, que vive en el primero, explica que en ese momento ya había comido y estaba viendo la televisión, pero escuchó gritos de "fuego" y, cuando salió para ver qué ocurría, llegaron los bomberos que la "agarraron enseguida" y le dijeron que saliera.

"Fue horrible ver las llamaradas que salían del quinto y la ropa quemada que caía en mi balcón", recuerda la mujer que doce horas después tuvo que revivir la experiencia cuando el incendio, provocado probablemente por una bengala marinera en los inmuebles 5 y 7 de la misma avenida, le obligaron de nuevo a abandonar precipitadamente la casa de su hija en la que se había refugiado.

"Tuvimos que bajar por la escalera como nos fue posible, desde el quinto piso, sin luz y sin nada. No sé como no me dio algo, esa angustia no me la quita nadie", detalla alarmada.

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