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AGRICULTURA
Neiker estudia cómo mantener la calidad del vino ante el cambio climático
El Instituto Vasco de Investigaciones Agrarias es el coordinador del estudio que investiga la biodiversidad de la vid, la fertilización y el uso de cubiertas vegetales, entre otros aspectos.
EITB MEDIA
Euskaraz irakurri: Neiker ardoaren kalitateari nola eutsi aztertzen ari da klima-aldaketaren aurrean
El Instituto Vasco de Investigaciones Agrarias Neiker estudia la biodiversidad de la vid, la fertilización y el uso de cubiertas vegetales, entre otros aspectos, con el fin de mantener la calidad de los vinos ante el cambio climático, causante de un aumento de la temperatura que afecta a la maduración de la uva.
Según ha informado dicha entidad, el trabajo se enmarca en el proyecto transfronterizo Vitisad, dotado con 657 587 euros y cofinanciado con fondos europeos, que coordina Neiker y persigue la adaptación a las futuras condiciones climáticas en los viñedos del suroeste de Europa.
Una de las consecuencias del cambio climático es el incremento de la temperatura, que provoca que la maduración de la uva se produzca en un periodo más cálido y puede modificar algunas de sus propiedades cualitativas, como su color o acidez. A la vez, se prevé un aumento de episodios de lluvia intensa, lo que podría suponer un mayor riesgo de pérdidas del suelo por erosión.
Los investigadores de Neiker tratan de adelantarse a esos posibles escenarios con soluciones que permitan al viñedo adaptarse a las nuevas circunstancias y mantener así la calidad de la uva.
El equipo de trabajo, que durará 32 meses, está integrado por Neiker, la Dirección General de Agricultura y Ganadería del Gobierno de la Rioja, la Dirección General de Desarrollo Rural del Gobierno de Navarra, la Cámara de Agricultura de los Pirineos Atlánticos y el IFV (Instituto Francés de la Viña y el Vino).
Entre otras cuestiones, estudian el establecimiento de cubiertas vegetales como sistema de mantenimiento del suelo para combatir la erosión y mejorar la calidad del suelo, prácticas de eficiencia en la utilización del agua del riego con diferentes técnicas, la reducción de la temperatura del racimo y control de la maduración mediante la instalación de redes para sombrear a las vides y la aplicación de fertilizantes orgánicos para aumentar el almacenamiento de carbono y nutrientes en el suelo.
En el marco de este proyecto, que contempla también la formación y el apoyo a los viticultores y bodegas en el uso y la adopción de estas prácticas de cultivo, ya hay 30 parcelas piloto en viñedos comerciales del Estado español y del francés aplicando técnicas como cubiertas vegetales, integradas por diferentes especies de gramíneas y leguminosas, entre otras. De hecho, durante 2020 se han producido cerca de 100 vinos con esas prácticas.